Platero y tú (Imágenes extraídas de www.plateroytu.com)
Cuenta la leyenda que allá a finales de los ochenta, cuatro jóvenes vascos se reunían en un local de ensayo con la intención de crear un grupo de rock de esos que se recordarían durante las sucesivas décadas. Jesús García, Juantxu Olano, Iñaki Uoho y Fito Cabrales creaban Platero y tú.
Prometían que, para ellos, cantar “no es placer, es necesidad”, y contagiaron así sus ganas de rock a toda una generación copada entonces por gente de la talla de Leño. Dedicaron también una canción al maestro Rosendo y proclamaron, a los cuatro vientos, las carencias que había de Rock & Roll.
Nos hablaban de una chica cara, de noches en las que acabarían borrachos o de unos cuantos conocidos como Inmanol, Juliette, Ramón, o aquella tal Mari Magdalenas que endulzaba en exceso sus cafés para aliviar así el amargor de la vida. Enloquecían a una sociedad ávida de buenas canciones que calaran bien hondo en los huesos. Llenaban escenarios con sus melenas rizadas, anchas patillas y una blanca cabeza imberbe. Eran, al fin y al cabo, Los Platero (pa’ lo bueno y pa’ lo malo). Esos platero que lograron que más de una generación de enganchara al rock, a su rock. Que cambiaron el concepto que había hasta aquel entonces sobre el rock vasco. Que hicieron soñar con que el rock podría llegar a todo tipo de oídos y no disgustar.
No obstante, de decenas de buenas e inolvidables canciones surgió una que, por uno u otro motivo, ha perdurado especialmente intacta en el tiempo, llegando a ser versionada por más de una voz ajena a este “movimiento platero”. Se trata, sin duda alguna, de esa canción que todo el mundo tiene en mente al pensar en Platero y tú. Se trata, cómo no, de “El roce de tu cuerpo”, esa canción que aún hoy se escucha en alguna que otra radio, esa que es resucitada por todo tipo de músicos y esa que, para mi gusto, no debería haberse convertido en himno platero ni haber “eclipsado” a otras joyas tales como “Al cantar”.
Sin embargo, como no es oro todo lo que reluce, hubo un día, diez años más tarde, en el que de modo ciertamente extraño, Los Platero desaparecían de esa forma tan inesperada como la que habían tenido de nacer. Así, en plena agonía, Fito y Uoho se reunían a un espectacular Robe Iniesta y un mágico Manolo Chinato para crear “Extrechinato y tú”.
Pero allí abajo, entre todas aquellas personas que tantas salas habían llenado para ver a estos cuatro sinceros rockeros, algo se mantendría vivo. Porque ellos “de juerga se encuentran bien, les gusta estar borrachos, no les importa la gente, no son decentes ni hacen trampas al mus, ellos son de Platero y tú” y eso, nunca, bajo ningún concepto, cambiará.
¿Y tú, eres de Platero y tú?
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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