La banda cacereña nos trae, recién salido del horno, el que sería su segundo trabajo de estudio, titulado “El último que muera pierde”, un disco que sigue la línea musical que su anterior trabajo ya había comenzado a dibujar.
El hard blues de Destraperlo se hace notable ya desde los primeros acordes de “La perrera”, tema elegido para abrir el nuevo trabajo. Sin embargo, a pesar de tener un primer arranque “bonito”, la canción llega a saturar el oído debido quizás a la existencia de demasiado ruido.
No obstante, “A dolor”, el segundo corte del disco se antoja como absolutamente perfecta. Iniciando con una melodía calmada sabe aumentar ligeramente el frenético ritmo, sin llegar a poseer demasiada velocidad, haciéndote así saborear los acordes de esta buena canción.
Destraperlo (Imágenes promocionales extraídas de www.destraperlo.com)
“El corazón del diablo”, por ejemplo, sigue la misma línea que este corte, pero reforzando esa faceta más dura que la banda sabe exteriorizar. Todo esto lo consiguen comenzando con una tímida guitarra casi imperceptible entre la voz, que sabe aumentar su ritmo, gracias también a una rítmica batería.
Sin embargo, cuando alcanzamos el ecuador de este trabajo, nos encontramos con “El último que muera pierde”, la pieza clave del trabajo, la que hace que realmente te guste el disco y, sobre todo, la que destaca claramente por encima de las demás. Buena melodía, buena letra, buen ritmo, y una voz no tan forzadamente calmada como en los anteriores cortes en los que llegaba a sonar incluso desafinada.
“Secretos” se convierte en una canción mezcla de otras muchas canciones del panorama del rock estatal, con ritmos que ya hemos escuchado en otras muchas ocasiones, pero regresando a ese estruendo que nos saturaba el oído en la primera canción. Aunque, gracias a Dios, “Lara-Lalá” vuelve a hacer que el disco vuelva a su dulce calma y que nuestro oído siga enamorándose de la banda, a pesar de que los dos últimos cortes vuelvan a dar la sensación de estar escuchando un grupo demasiado principiante.
Miriam
Leonesa exiliada en Valladolid. Estudiante de periodismo, directora de Ruta 42 y redactora en La Encuadre.
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