Puede que te pases toda tu vida buscando esa melodía que pueda ejercer de banda sonora para los momentos más importantes. Sin embargo, puede que un día, cuando hayas desistido en tu búsqueda, encuentres como por arte de magia la música perfecta, que sonará cada vez que cierres los ojos, sonrías, o te roce la piel de esa persona que también la considera su banda sonora. Todos tenemos nuestra propia banda, todos. La mía, sin duda alguna, es Talco.
De una de las ciudades más románticas del mundo, llega, montado en góndola, el grupo de ska cuyo nombre está invadiendo la música europea. Talco, originarios de la espléndida Venecia, demuestran que el ska es mucho más que cuatro locos saltando y chocando entre sí.
Así, Talco traspasa las fronteras de su natal Italia para demostrar a todo el continente que son capaces de elevar la música trompetera a calidad de himno, que sus enérgicas canciones animarán el ánimo del más triste habitante europeo y que el buen rollo que desprenden en sus directos no dejará indiferente ni al mayor escéptico posible.
Talco sabe lo que quiere, y lo que es mejor, sabe qué es lo que todos queremos y necesitamos, y sabe también de qué forma ofrecérnoslo. De este modo, cuatro han sido los álbumes que hasta la fecha la banda ha sacado a la venta, “Tuti Assolti”, “Combat Circus”, “Mazel Tov” y “La Cretina Comedia”, cargados todos ellos de canciones con fuerza, con garra, con magnetismo y una fuerte crítica social.
Con sus ideales antifascistas y anticapitalistas por bandera, la calavera “talquiana” se eleva hasta lo más alto cada vez que una de sus canciones suena en cualquier lugar del mundo. Esa misma bandera que tú también elevarás cuando escuches las más que terribles letras y la agitada melodía de temas como “La torre”, “Tortuga” o la versión de la archiconocida “Bella Ciao”.
Están locos, y saben hacer que nosotros también enloquezcamos por ellos. ¿Cómo? Es muy simple, contagiando felicidad, esa que a todos nos hace falta en estos tiempos. Así que, aunque tú no creas que esto es posible, cierra los ojos y pon Talco en tu reproductor. Estoy segura de que no pasarán ni cinco segundos y ya estarás saltando por tu salón y chocando contra las columnas a la espera de que ellas te devuelvan el empujón.
Porque, ¿de qué sirve escuchar ska si no es para liberar todo eso que siempre hemos tenido guardado dentro?
Miriam
Leonesa exiliada en Valladolid. Estudiante de periodismo, directora de Ruta 42 y redactora en La Encuadre. Guitarrista vocacional.
- Más publicaciones