El acto de escribir es un acto reflexivo e incluso íntimo en el que solo escuchamos nuestra voz interior. Esa experiencia subjetiva y callada es la que aprovecha la técnica de creatividad denominada brainwriting. Como podrás intuir por su nombre se trata de una adaptación del brainstorming, y por tanto su objetivo es generar muchas ideas para resolver un problema sin que se produzca una evaluación prematura.
La técnica del brainwriting resulta especialmente aconsejable cuando vas a trabajar con un grupo de personas que se muestren reticentes a comentar públicamente sus ideas, ya que solo deberán escribirlas sobre el papel. Otras ventajas del brainwriting son la posibilidad de aportar ideas de manera anónima y evitar la competición por ser escuchados (en los grupos casi siempre encontramos a algún gallito de corral que acapara todo el protagonismo). También es útil cuando se tienen diferentes problemas a resolver y cuando el tamaño del grupo es grande.
Cómo se aplica
El brainwriting se puede aplicar tanto individualmente como en grupo. En el caso de que quieras aplicarla a un grupo, ofrece a los participantes una hoja con espacio suficiente para que puedan escribir en la parte superior de la página el reto a resolver y más abajo habilita una serie de casillas en las que se puedan escribir diversas ideas.
Fase 1. Conceptualización
Como en todo protocolo de trabajo que intente aportar ideas creativas el punto de partida será tener claro el problema o reto que queremos resolver. En este sentido te recomiendo que leas el post en el que explico la fase de conceptualización.
Por ejemplo, podríamos plantear como reto diseñar el vehículo del futuro. Teniendo claro el desafío, los participantes deberían reflexionar sobre ello durante un corto periodo de tiempo.
Fase 2. Generación de ideas
a. Cada participante escribe en un folio una pregunta o aspecto concreto relacionado con el reto sobre el que desee recabar ideas. Debe indicar su nombre en el folio para que pueda volver al origen.
Por ejemplo, el participante X plantea lo siguiente: ¿Qué tipo de combustible podríamos utilizar? Por su parte, el participante Y plantea ¿Qué tipo de superficies podrá recorrer? Finalmente, el participante Z ¿Qué tamaño debería tener?
b. Se pasa el folio al compañero de al lado para que pueda aportar una o varias ideas en respuesta a la pregunta formulada.
Pregunta participante X: ¿Qué tipo de combustible podríamos utilizar?
Respuesta participante Y: Baterías eléctricas recargables con placas solares adosadas al propio vehículo
Respuesta participante Z: Combustible derivado de productos de desecho procedentes de la ganadería
Pregunta participante Y: ¿Qué tipo de superficies podrá recorrer?
Respuesta participante Z: Sobre las carreteras convencionales pero con dispositivos inteligentes para la conducción automatizada
Respuesta participante X: Cualquier tipo de superficie porque no tocará fisicamente el suelo
Pregunta participante Z: ¿Qué tamaño tendrá?
Respuestas participante X: Deberían ser módulos de transporte individuales que puedan acoplarse a carriles públicos de circulación que permitan desplazamientos sin necesidad de conductor
Respuestas participante Y: Vehículos adaptables en tamaño a partir de piezas que puedan unirse
Como ves, se trata de que todos los folios pasen por todas las manos para que se vayan agregando el mayor número de ideas posibles. Además, esta dinámica de pregunta-respuestas podría repetirse tantas veces como se quiera hasta que no surjan más respuestas. Al igual que en la lluvia de ideas, intenta no analizar, clasificar o evaluar las preguntas o respuestas prematuramente. Simplemente revisa y asimila lo que han escrito. La solución a tu desafío podría estar ante tus ojos.
Te recomiendo que le eches un vistazo a la entrada en wikipedia.
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Psicólogo / Humanista digital / Consultor Ayudo a empresas y organizaciones en sus procesos de cambio y transformación. Trabajo en la intersección entre la tecnología y las humanidades.