Cleopatra ha muerto

Publicado el 23 marzo 2011 por Lacaraoculta


 

La última vez que vi París, me pareció sin ninguna duda, observar a lo lejos a La gata sobre el tejado de zinc, que tantas veces había visto cerca de aquel cine de pueblo, cercano al Sena y dónde en repetidas ocasiones, pase tras pase, saboree entre pipas y caramelos Darling aIvanhoe. No puede ser, pensé. Iba con mi amiga Lourdes, intuí que aquello no era más que una sensación primaveral, algo parecido al Fuego de juventud¿Quién no ha sentido esos sofocos juveniles? Pero no, no se trataba de eso, aquel calor, no era otro que las radiaciones  del astro rey, como si de repente, nos encontrásemos en Un lugar en el sol, una sensación única, grande, más que grande, Gigante, parecida a la misma sensación que puede experimentar un enamorado al ver al Padre de la novia, el día de la presentación. No sé si me explico, sí, sí, es fácil, os cuento: Una vez en África, tuve el placer de caminar por La senda de los elefantes a lo lejos, vi a Una mujer marcada, tribal, miembro de alguna tribu desconocida para mí, estaba sentada, justo debajo de El árbol de la vida, facción triste, parecía como haber hecho Un pacto con el diablo, la misma expresión que un niño, cuándo en un  Miércoles de ceniza, cree haber perdido su ilusión, su inocencia, su Dulce pájaro de Juventud.

Acercaros –nos dijo la anciana- no temáis, soy Virginia, no hay nada que temer . ¿Virginia? ¿Virginiaqué? Le preguntó mi amiga Lourdes. Wolf, Virginia Wolf –contestó- venir, venir, no temáis ¿Quién teme a Virginia Woolf? nos pareció estar Bajo El Bosque Lácteo. Aquella tarde Lourdes y yo conocimos el mejor cine, el cine que nos envenenó hasta hoy. La anciana sacó de una vieja bolsa El espejo roto, que según ella había heredado de sus ancestros y como si de una pantalla de televisión se tratase, nos recreó con una Rapsodia de imágenes y sonidos, nos estremecimos. No temáis –nos dijo- solo es El Pájaro azul, siempre canta a esta hora. Nos tranquilizó. ¿Estáis listas? Vamos a ver cine, mirar, mirar... esta es Cleopatra, La mujer maldita. La anciana se levantó. Quo Vadis (adónde vas) le preguntamos. Salvaje y peligrosa huyó. Nos dejó solas, bajo el árbol. Después, supimos quien era.

Cleopatra ha muerto, en el cielo se verá mejor cine que en la tierra. El cine queda una vez más huérfano, ahora, todo serán dedicatorias, remembers –como este- y paseos por su vida, por su agitada vida. Ahora es el momento de su reencuentro, con el Marco Antonio particular, que cualquier Cleopatra hubiese anhelado. Nada habrá cambiado –imagino-. Frente al espejo, vestirán sus mejores galas, él, Marco Antonio, encarnará de nuevo a George, aquel profesor alcohólico, Cleopatra, hará lo propio, será  la frustrada y dominante Martha, pero esta vez –seguro- no caerán en la crueldad que cayeron la última vez. Brindarán. Mientras, medio Hollywood, en el cielo, aplaudirá, de pie, vitoreando algo, que nunca más volverá a suceder.Yo, mientras, cada vez que viaje a Paris, miraré hacia aquel tejado de zinc en busca de una Gata, la más bella de todas las gatas que puedas encontrar en Paris.Lamentablemente, There's One Born Every Minute como tú Elizabeth.