Hace poco vi una película de Adam Sandler titulada Click. Trata de un sujeto tan enganchado con su trabajo que no logra compatibilizar su vida laboral con su vida familiar. Y eso le trae problemas porque debido a que siempre tiene trabajo pendiente que realizar se pierde los momentos que debía compartir con sus hijos y con su esposa
Una noche de aquellas sale a caminar y se encuentra con un tipo extraño que le regala un control remoto con el cual podrá saltarse los momentos innecesarios de su vida. Incrédulo guarda el dispositivo y regresa a casa.
En una de las ocasiones que sus hijos reclaman su compañía coge el control remoto y presiona el botón de adelantar. Problema solucionado. Y así se la pasa adelantando todos aquellos momentos que le impiden dedicarse a lo que realmente importa: trabajar.
Tiempo después sufre un infarto y mientras convalece se da cuenta que es un anciano al borde de la muerte que se ha perdido todos los momentos importantes de su vida, que para sus hijos es solo una imagen ausente y que su hijo mayor está cometiendo el mismo error que cometió él: priorizar el trabajo a la familia.
Entonces al borde del inevitable final se aparece otra vez el tipo raro y le devuelve al momento exacto en que le regala el control remoto. Esta vez él no acepta y regresa eufórico a su casa como un hombre nuevo, dispuesto a dar a su familia todo el tiempo libre que pueda.
¿A quien no le pasa eso? ¿Quién no tiene que trabajar fines de semana y feriados descuidando a la familia porque el trabajo siempre está acumulado?. Todos somos como el personaje de Adam Sandler, solo que a diferencia de la película no tenemos una segunda oportunidad.
Pensemos en eso y al margen de nuestras obligaciones laborales destinemos a nuestros seres queridos el tiempo que corresponda, porque cada segundo perdido nunca más se recuperará.
Saludos cordiales.