Creado por un rayo duplicador a partir de Superboy, Bizarro (1958, Otto Binder y George Papp) es uno de los clones más antiguos de los cómics, en 1971 Kirby clonó a su héroe Guardian (1942, con Joe Simon) y Peter Parker ha sufrido varias clonaciones, entre las que destacan Ben Reilly (The Amazing Spider-Man #149, 1975) o Kaine (Web of Spider-Man #119, 1994). En Uncanny X-Men #167-168 (1983) el clonado es Charles Xavier y aparece Madeleine Pryor (clon de Jean Grey), mientras el también mutante Cable será clonado como Stryfe en The New Mutants #87 (1990).
La clonación de seres humanos podía ser un tema controvertido y sugerente, pero las posibilidades de la clonación para la ficción no terminaban ahí. La técnica podía transformarse en una auténtica máquina del tiempo, poniéndonos en contacto directo con especies extinguidas. Si no podíamos ir al Mesozoico, tal vez podríamos traerlo hasta aquí...
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[1] Entre las primeras, podemos destacar Una y otra vez (1951) o The Goblin Reservation (1968) de Clifford D. Simak, El hombre duplicado (James Blish y Robert Lowndes, 1953), Vivir para siempre (1956) o The Palace of Love (1967) de Jack Vance, Destination: Void (Frank Herbert, 1965), The Godwhale (T.J. Bass, 1974) o el relato “Lord of the Swastika” (The Iron dream, 1972) de Norman Spinrad. Incluso Arthur C. Clarke fue tentado por la clonación en Imperial Earth (1975).[2] La resurrección de Zachary Wheeler (Bob Wynn, 1971) y El dormilón (Woody Allen, 1973), habían incluido la clonación antes, si bien de un modo meramente especulativo, sin el mínimo apoyo científico. Gómez-Sánchez, A.I, Hellín-Ortuño, P. y San Nicolás-Romera, C. (2011) “La representación de la clonación en la ficción cinematográfica. Una aproximación metodológica para un análisis del discurso científico en el cine”, en Palabra Clave, 14 (2), pp.216-234.[3]Desechos humanos (Robert S. Fiveson, 1979), Los clones de Bruce Lee (Joseph Velasco y Nam Ki-nam, 1981), Poder Infinito (Robert Wiemer, 1983), El vivo retrato (Mario Menéndez, 1986)...[4] También autor de Hunters in the forest en 1991. Ese mismo año, dentro de la serie “Robert Silverberg’s Time Tours”, John Gregory Betancourt escribió The Dinosaur Trackers.[5] Cuyo éxito motivó la secuela Future World (1976) y la serie de televisión Beyond Westworld (1980) a la que sigue hoy un nueva adaptación de HBO que toma elementos de todas ellas. Don Glut reconoce que tuvo constantemente en la cabeza Westworld cuando escribió Spawn(1976), cuyo protagonista recolecta huevos de dinosaurio en el planeta Erigon para el parque Dino-World, una recreación de la Tierra durante el Mesozoico...[6] Liston, J.J. (2010): “2000 A.D. and the New ‘Flesh’: first to report the dinosaur renaissance in ‘moving’ pictures”, en Dinosaurs and other extinct saurians: A historical perspective. En contra, en el blog “Prehistoric Pulp” Walt Williams sostiene que no existe evidencia de que Crichton leyera The Parasaurians antes de escribir Jurassic Park y que, de hecho, dudó inicialmente en desarrollar el relato por sus similitudes con Westworld.