Coaching: los límites y la proactividad

Por Coach2coach @Esther_Roche

Coaching: los límites que nos ponemos y la proactividad

Coaching: vemos barreras donde no las hay para evitar hacer lo que nos da miedo. Por esta razón la mayoría de nosotros somos reactivos y no pro-activos.

En Coaching, como ya muchos sabéis, intentamos apoyar a las personas para que descubran sus propios recursos y también lo que en realidad les apasiona. También en Coaching tenemos claro que, cuando vemos todos estos obstáculos, es en gran medida derivado de nuestros miedos. Esta semana pasada hablaba con una amiga sobre la falta de fe en uno mismo y cómo nos ponemos límites que percibimos como insalvables a nosotros mismos. Pongamos que se llama Alicia.

Describirnos como afortunados o desafortunados sin más sugiere que somos únicamente beneficiarios o víctimas del azar.
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Esther: “¿No tienes novedades? ¿Entrevistas? ¿Algo? Tía, ¿por qué no te piensas lo de hacerte asesora de imagen? ¿Has buscado info?”

Alicia: “Qué va, no he buscado nada… pero ahora está todo hasta arriba de estilistas…, Roche… No creo que sobreviviera en ese mundo… Te lo digo yo…”

Esther: No, con esas ganas, lo dudo. Tienes razón. Ahora, una pequeña reflexión:

¿qué habría sido de Ferrán Adriá si hubiese pensado que no merecía la pena montar un restaurante porque ya hay muchos? ¿Y si Amancio Ortega se hubiese conformado con la tiendita de textiles que tenía en La Coruña?  ¿Y si Steve Jobs hubiese decidido dedicarse a otra cosa cuando le echaron de Apple? ¿Qué sería de mí si pensase que hay miles de coaches solamente en Madrid? Etc, etecé, eteceeeeee

Alicia: Y ¿qué pasaría con todas esas personas que han visto sus sueños truncados… y sus cuentas corrientes en números rojos? También se fracasa, eh…?

Esther: Todas esas personas que han visto sus sueños truncados,… hm, existen varias explicaciones y varias posibilidades:

  • Eran caprichos y no verdaderamente su pasión, por ello no pusieron los medios y el esfuerzo necesario.
  • En caso de sí serlo, no supieron canalizarlo. No supieron trazarse un plan, prever los obstáculos, etc.
  • No han sido realistas. Grandes soñadores se quedan en eso si no analizan sus posibilidades y las de su entorno. No han analizado ni la realidad o la situación presente ni han tenido en cuenta el futuro. Hay que saber cómo es la realidad, realmente, y cómo vas a hacer para conseguir lo que quieres.
  • Han comenzado con ilusión pero sin organización. Ir andando el camino: error. Plan, plan, plan.
  • Han tenido miedo en algún punto del trayecto y no han sabido superarlo.
  • Han fracasado sólo porque han tirado la toalla al 2º, 3er, 4º, 5º intento. Han perdido la confianza en sí mismos.
  • En los 2º, 3er, 4º… intentos, lo hacen sin modificar nada, lo intentan haciendo lo mismo. Si lo intentas de mil veces de igual forma, mil veces obtendrás el mismo resultado. Es uno de los principales motivos de fracaso, lógico.
  • No hacen falta grandes inversiones para empezar un camino. Los que se quedan en números rojos fallan en la planificación.

Bill Gates, Amancio Ortega, Steve Jobs, no son gente con suerte. Son gente que se lo ha currado y se lo ha sabido currar. Han sido proactivos y han asumido la responsabilidad en lugar de quejarse y dejar que la corriente les llevase. Precisamente ayer escribía yo en mi presentación sobre la proactividad:

Respecto a la suerte sólo quiero puntualizar un par de cosas. La actitud es nuestra perspectiva personal de nosotros mismos y de nuestras circunstancias. Nuestra visión de las cosas, nuestra disposición ante ellas. Muchas cosas afectan nuestras actitudes: nuestro carácter, nuestro espíritu, nuestra autoestima, nuestra confianza en nosotros mismos, la percepción de otros sobre nosotros y sus expectativas…

Un indicador muy interesante acerca de nuestra actitud básica en la vida es cómo pensamos acerca de la suerte, qué papel o función cumple la suerte en nuestras vidas.

Los que aman lo que hacen suelen describirse a sí mismos como afortunados, dicen que tienen suerte; así como quienes dicen tener suerte, suelen hacer lo que les gusta. Y viceversa, la gente a quienes no les gusta lo que están haciendo con sus vidas se consideran desafortunados. Esto me lleva a pensar que la suerte tiene muchas más implicaciones que el mero azar, o la casualidad. No es sólo lo que NOS OCURRE lo que hace la diferencia en nuestra vida, sino nuestra actitud hacia aquello que nos ocurre. Porque describirnos como afortunados o desafortunados sugiere que somos simplemente beneficiarios o víctimas del azar. 

Los llamados “high-achievers”, la gente de éxito, los triunfadores, a menudo comparten ciertas actitudes entre ellos, como la tenacidad, la seguridad en ellos mismos, el optimismo, la ambición… y la proactividad.

La forma en que cada uno de nosotros percibimos nuestras propias circunstancias, cómo reaccionamos ante ellas y cómo creamos y tomamos las oportunidades que se nos presentan, dependen en gran medida en lo que NOSOTROS ESPERAMOS DE NOSOTROS MISMOS.

 

William James, uno de los fundadores de la psicología moderna dijo: