Hablaba en ese anterior post de que si no es poco agravio que nos exijan una foto y una fecha de nacimiento y un aspecto físico impoluto, encima nosotros no sabemos vender nuestras habilidades. Si no lo leiste, te recomiendo que empieces por allí, porque este post es una continuación de aquel.
Me quedaban un par de cosas por decir al respecto. Decía que hay personas que, cuando les asaltan ciertas preguntas, ¿Quién nació para ser auxiliar administrativo? ¿Es normal que aborrezca tanto los lunes? ¿Cómo salir de esta trampa, si es lo que me da de comer? ¿Cómo recupero la ilusión? buscan a alguien que les ayude a dar ese giro en su vida, a hacer algo que al menos se aproxime más a lo que de verdad quieren hacer. Y ahí estoy yo, que ya he estado en su pellejo y por tanto se lo que están pasando y cómo hacer para lograr salir de la situación, como ya lo hice en muchas ocasiones.
A veces nos convencemos (y nos convencen) de que no hay más opciones ahí fuera, que no podemos elegir, “la cosa está muy mal”. Y sin embargo los casos de éxito son abundantes, aunque no queramos prestarles nuestra atención. Así que, precisamente porque lo veo a diario en mis clientes y clientes de otros orientadores, coaches, y profesiones similares, sé con toda seguridad que SÍ se puede, que hay muchas opciones ahí fuera, que todos podemos elegir entre cientos de posibilidades, que nuestra “ceguera mental” nos impide ver.