En Coaching Personal hay un ejercicio que se puede hacer que se trata de asistir a tu propio funeral a través de tu imaginación e intentar “escuchar” lo que las personas que acuden al mismo dirían de ti, de tu trayectoria en la vida. La verdad es que es un ejercicio muy sano y revelador.
La otra noche estaba viendo una película irlandesa en La2, “Despertando a Ned”, en la que dos amigos, Jack y Michael, y después el pueblo entero, se ven en un embrollo porque quieren cobrar un billete de lotería millonario que pertenecía a Ned, un anciano sin familia y muy amigo de los dos protagonistas, que murió de un infarto al saber la noticia del premio. En asamblea general, el pueblo decide cobrar el billete, pero alguien ha de hacerse pasar por el muerto cuando llega un empleado de la National Lottery para conocer al premiado y ratificar que en efecto se trata de Ned… Será Michael quien se haga pasar por el ganador de 6 millones de libras a repartir entre los 52 habitantes del pueblo…
Hay una escena en la que Jack ha preparado un discurso de despedida para el difunto Ned, el verdadero, …con tan mala suerte que entra en la capilla el investigador, así que Jack ha de fingir y comienza a hablar como si el muerto de cuerpo presente en el ataúd fuese Michael, su mejor amigo, que recordemos está vivo, presente en la capilla y a punto de cobrar un billete millonario con el consenso de todo el pueblo. En este obituario, Jack aprovecha para decirle a Michael que ha sido el mejor amigo que cualquier hombre podría tener, y se deshace en halagos que hacen que Michael se emocione.
Esta escena fue la que me dio la idea de escribir este artículo que tiene tanto que ver con el coaching personal. Y es que cuando escucho en las noticias o incluso personalmente, las opiniones de la gente al fallecer alguna persona, me parece muy curioso que todo son buenas, maravillosas palabras. Esto me lleva a hacer dos tipos de reflexiones, aunque la segunda, de momento, no la desarrollaré:
1. ¿Por qué (extraña) razón no se le dijo al fallecido todo esto ANTES? ¿Por qué solemos esperar a tan amargos momentos para expresar lo mucho que esa persona significó para nosotros? ¿No sería más adecuado decirle a los vivos cuánto les queremos o admiramos o cuánto apreciamos sus virtudes?
2. La segunda reflexión es que a veces, sin embargo, cuando ya ha pasado algún tiempo, se empiezan a sacar los trapos sucios. Bueno, sí, Fulano era una persona extraordinaria, y era muy generoso, incluso diría que quizá algo tonto, le tomaban el pelo constantemente, y también era algo manirroto.
Para desarrollar la primera reflexión, que repito, tiene mucho que ver con el coaching personal, prefiero contaros una historia real.
En cierta ocasión, un hombre fue a comprar el periódico y, con gran sorpresa, observó que ¡habían publicado su muerte en la sección de las esquelas!. Obviamente, esto era un error, pero fue también le hizo tomar conciencia de lo que era a través de las opiniones que el periódico había plasmado sobre él. “Muere el rey de la dinamita”. “El mercader de la muerte”.
Así, se preguntó a sí mismo: “¿Es así como quiero que me recuerden?”. El inventor de la dinamita, después de ser consciente de quién era, reflexionó: no quería ser recordado como el mercader de la muerte. Desde ese día se dedicaría a trabajar por la paz.
Se llamaba Alfred Nobel. Hoy es recordado por el gran Premio Nobel.
La respuesta a estas preguntas te dará una idea de PARA QUÉ estás aquí. No importa el cómo ni el por qué. El Coaching Personal, fundamentalmente, se trata de eso, de encontrar tu “PARA QUÉ”.
A ti, ¿por qué cosas te gustaría ser recordado? ¿Qué te gustaría que dijesen de ti?