Así he empezado a leer aquel post de José Antonio y no me arrepiento de haberme “preparado” porque en verdad, ha merecido la pena.
No puedo estar más de acuerdo con él, y no puede darme más rabia el hecho de que, cuando me encuentro con personas tan afines a mi propio pensamiento y forma de ver la vida, casi siempre están, como mínimo, a 700 kilómetros de distancia. Al final, me voy a tener que mudar.
No hace ni 3 horas, recibí en mi Facebook un comentario a mi post de Globedia “El Coaching no es una varita mágica”. El comentario era de José A Peral Mondaza, coach, y lo agradecí y agradezco mucho. No solo por lo reflexivo sino también porque me animó a leer uno suyo, de pensamiento similar, titulado “El lujo del pesimismo”, que desde ya recomiendo.
Iba a, simplemente, dejar mi comentario con algo parecido a todo lo que viene antes y después de esto, pero finalmente creí oportuno escribir un post al respecto, que bien lo merece el artículo de José Antonio, además de mis felicitaciones en su blog, que hago extensivas a todo el contenido, no solamente a este post en particular.
En “El lujo del pesimismo”, José Antonio nos explica, de forma súper sencilla cómo las emociones provocadas por una situación externa negativa nos limitan sobremanera y por qué, en este sentido, no nos podemos permitir estar pesimistas respecto a dichas circunstancias. Empieza contándonos cómo interpreta, a través del lenguaje corporal, el estado anímico de quienes participan en un seminario que lleva a cabo para facilitar la inserción laboral de demandantes de empleo y explica entonces cuáles son las principales emociones que ve en los asistentes y que, si bien es natural y comprensible que estas personas experimenten dichas emociones, también es cierto que éstas son las menos adecuadas para el objetivo que persiguen, que es encontrar un trabajo.
No voy a explicar el resto del post porque prefiero que lo leas en su “versión original” y porque éste no es una repetición de aquel, sino un elogio.
Y es que es cierto que precisamente en los momentos más bajos es cuando más optimistas debemos mostrarnos, no solo al mundo, sino a nosotros mismos. Toda la lógica tras esta afirmación la puedes leer en ese post de José Antonio.
Ciertamente, siempre lo digo, la forma en que te comunicas contigo mismo determina la forma en que vives y los resultados que obtienes y por tanto tu calidad de vida es directamente proporcional a tu forma de comunicarte contigo mism@.
En esto juegan un papel importantísimo tanto la proactividad como la responsabilidad, íntimamente relacionadas. Si no te declaras responsable de lo que ocurre en tu vida, en lugar de echar la culpa a terceros, sean la situación, terceras personas o tu “mala suerte”, nada va a cambiar, a no ser que te toque la lotería. Y sabes que eso es bastante poco probable.
A su vez, la responsabilidad, tomar las riendas de tu vida y convertirte de una vez por todas en la estrella de tu propia película, está vinculado a la proactividad y a poner tu foco en las cosas que sí puedes cambiar. Alejar el foco de aquellas otras que no puedes cambiar. Y si lo piensas, ¿qué es lo que tú SÍ puedes cambiar y mejorar? Puedes cambiarte tú y tu forma de interpretar las cosas, buscando soluciones, por ejemplo, en lugar de regodearte en los problemas.
Si te centras en los problemas lo único que conseguirás será hacerlos mayores, o que te lo parezcan, mejor dicho. No te servirá de mucho, salvo para hacerte la víctima, ya sea contigo mismo o con quienes te rodean. Las víctimas cansan.
Y la suerte es un concepto muy etéreo. Si quieres cambiar tu suerte y esperas a que venga a tocar en tu puerta, seguramente seguirás esperando toda la vida. (Mira este post con un poema incluído, sobre El Lugar de la Espera). Pero si sales a buscarla, te abres a las posibilidades, siendo más proactivo y centrándote en las soluciones y en lo que sí puedes hacer, entonces, las probabilidades de que te encuentres con lo que llaman “suerte”, y que en realidad no es más que una situación que tú mism@ has creado, serán mucho más altas. No es cuestión de pensamiento positivo, es cuestión de lógica. No es lo mismo esperar al amor de tu vida en casa que salir a lugares donde quizá puedas encontrarlo. Si yo no hubiese sido proactiva publicando en Facebook aquel post “El Coaching no es una varita mágica”, José Antonio no me habría comentado ese artículo y yo no habría leído el suyo ni habría escrito este. Esto es la proactividad, tanto suya como mía, y tener ganas de ser protagonista de nuestra vida. Actuar, aprender, desaprender, cambiar, mejorar, probar, errar, caer y levantar.
En la firma de mi email hay una frase mía junto con el logo de End2EndCoaching: No estás predeterminado. La acción y la responsabilidad ejercen cambios que pueden transformar lo que algunos llaman suerte.
Gracias José Antonio, por habernos conocido y quién sabe, si por mejorar mi “suerte”.