La Grazia
Paolo Sorrentino sobre Mariano De Santis, un presidente de la República Italiana que, al final de su mandato, debe decidir sobre dos peticiones de indulto y una ley de eutanasia, enfrentándose a dilemas morales y personales. La trama explora el poder, la culpa y la redención a través de estas decisiones complejas que lo obligan a reflexionar sobre su vida y su legado.La Grazia posiblemente sea una de las películas más contenidas del director Italiano, en general se trata de un relato de un hombre poderoso que siempre ha sido comedido y que siente que su tiempo como referente se acaba, siempre habia sido un gobernante mesurado y que costaba de tomar decisiones, llegando a estos momentos de su vida para darse cuenta de hacia donde va, lo que le rodea y el legado que todos queremos dejar.Pot tanto nos encontramos ante un film interesante, que mantiene los canones y los puntos fuertes de un director que siempre funciona en lo formal y que en otras ocasiones se veia traicionado por caer en excesos o lugares comunes, algo que no le ocurre en esta ocasión, o al menos de una forma menos evidente lo que convierte "La Grazia" en una interesante manera de acercarse a su cine.
Puntuación 7 / 10
The stranger (El extranjero)
El extranjero (título original L'Étranger) de 2025, dirigida por François Ozon, describe la historia de Meursault en la Argel de 1938, un hombre apático cuya vida cambia tras el funeral de su madre y un trágico asesinato en una playa. La trama se centra en su desapego emocional, que se manifiesta en el juicio posterior donde su indiferencia se convierte en el foco principal, más que el crimen en sí mismo.Una historia sobre un personaje carente de empatía que vaga por la vida y que debido a hechos del destino se ve acusado de asesinato, nos trae un film formalmente impecable pero carente de vida, una historia preciosa pero que nos deja indiferentes y cuyo supuesto complejo trasfondo no se ve por ninguna parte, Ozon demuestra una veneración por el material original pero no es capaz de convertirlo en un relato cinematográfico solvente al menos en lo emocional. Película bonita de ver sin más.Puntuación 5 / 10
Franz
Franz es un biopic sobre la vida del escritor Franz Kafka, dirigida por Agnieszka Holland. La película explora su vida desde el nacimiento en Praga hasta su muerte, enfocándose en sus relaciones familiares, experiencias laborales y su compleja personalidad, que Holland describe como parte de un "espectro y sensibilidad sensorial" propio de personas neuroatípicas. La narrativa es no lineal e incorpora elementos de la Praga actual para comentar sobre el legado y la memoria del autor. Una historia dura de seguir que está pensado para los fans del escritor, gente que siente beneración por una persona cuyo laberinto emocional y complejidad son casi más propias de nuestra época que del periodo en que vivió, en todo caso nos encontramos ante un film solvente, bien realizado y un biopic al uso sin sorpresas.Puntuación: 5.5 / 10
Un fantasma en la Batalla
Un fantasma en la batalla está inspirada en la mayor operación encubierta contra ETA, que supuso un antes y un después en la lucha antiterrorista en España. Cimentada en el contexto histórico, político y social de los años 90 y los 2000, la película cuenta la historia de Amaia, una joven guardia civil que permanece más de una década trabajando como agente encubierta dentro de la banda terrorista, con el objetivo de localizar los zulos que tenían escondidos en el sur de FranciaAmbientada durante el periodo de mayor vigencia del grupo terrorista "Un fantasma en la batalla" nos plantea una historia de ficción donde una guardia civil que reside en el Sur de España se infiltra en la cúpula de la banda terrorista con un objetivo, localizar los zulos donde se abastecen en el sur de Francia, para ello poco a poco se ira involucrando en diversos aspectos del día a día, pero sobre todo se acerca a algunos de los dirigentes de más alto nivel.Se trata de un drama donde se ahonda más en el impacto psicológico y la dureza de la infiltración en un grupo como este, sin centrarse tanto en la acción. Al ser un producto cuyo destino final es Netflix la película no sólo cuenta su historia sino que se toma tiempo en narrar el transfondo que hay detrás de cada acción, así como los hechos reales que respaldan la acciones de nuestra protagonista.Puntuación 6.5 / 10
SAI Disaster
Un primer plano largo del rostro de Teruyuki Kagawa. Su mirada, fija y casi inhumana, se convierte en el epicentro del miedo. SAI: Disaster, de Yutaro Seki y Kentaro Hirase, encuentra ahí su mayor logro: un terror que no necesita sangre ni sobresaltos, sino el simple temblor que provoca la quietud. Como en el cine de Kiyoshi Kurosawa o en ciertos pasajes de Cure, la amenaza surge del silencio y de los rostros que parecen saber algo que el espectador ignora.Sin embargo, esa sobriedad inicial pronto se ve contaminada por un tono de turbiedad impostada. La música subraya con insistencia lo que las imágenes ya comunican, y el montaje —pensado para ser enigmático— se siente más confuso que sugerente. La película intenta sostener un aire críptico, pero en lugar de abrir misterios los clausura con su propio artificio. Y cuando uno descubre que el material proviene de una miniserie más larga y estructurada, el desconcierto se vuelve evidente: lo que fueron episodios con respiración propia aquí aparecen fundidos a la fuerza, generando una sucesión de escenas que no fluyen, sino que tropiezan entre sí.
Así, SAI: Disaster termina siendo víctima de su propio ensamblaje. Lo que podría haber sido un lúcido estudio sobre la banalidad del mal —ese mal sin estridencias, cotidiano, humano— se diluye en un rompecabezas innecesario. Seki y Hirase parecen no confiar en la potencia de sus imágenes y optan por revestirlas de misterio. Y, sin embargo, basta con volver a ese rostro de Kagawa para intuir la película que pudo ser: una que hablaba bajo, pero helaba.
NOTA: 5/10
Ungreaful Beings
Ungrateful Beings parte de una idea que prometía tensión y humor incómodo: una adolescente con un trastorno alimenticio de fondo, unas vacaciones junto al mar Adriático, una figura paternal que intenta recomponer lo roto. Desde esos primeros instantes —Klára que rechaza la comida, las miradas cruzadas, la atmósfera veraniega que duele— hay una intención de mezclar lo dramático con lo irónico, pero lo que podría haberse mantenido ambivalente se desliza hacia lo delirante.El tono, en lugar de sostener esa tensión silenciosa, oscila cada dos escenas entre gravedad pesada y comedia absurda. Usan la anorexia casi como un decorado dramático, sin la sutileza que merece; los diálogos tropiezan con lo ridículo, las situaciones bordean lo grotesco (sexting parental, escenas hospitalarias fingidas, momentos que buscan el choque pero sólo provocan incredulidad). Y los personajes: chirriantes, lejos de sentirse vivos, parecen caricaturas diseñadas para generar reacción más que empatía.
Al final, la película deja la impresión de un proyecto partido por la mitad. Quiere hablar de la banalidad del dolor, de las grietas familiares, del miedo y la responsabilidad, pero lo hace con un montaje que no decide si estar en un drama serio o en una comedia involuntaria, y con unas actuaciones que se esfuerzan pero no terminan de persuadir. Ungrateful Beings termina siendo más frustración que propuesta: una promesa de cine crítico que se pierde en la histeria y el exceso emocional innecesario.
NOTA: 4/10
Nuestra tierra
Una comunidad que trabaja la tierra, voces que se pierden entre los campos y la memoria de lo que fue arrebatado. En Nuestra Tierra, Lucrecia Martel logra trasladar su mirada personalísima a un terreno que hasta ahora le era ajeno: el documental. Sin abandonar el relato real ni el tono crítico y reivindicativo, Martel imprime su sello con decisiones de sonido e imagen que se acercan a lo experimental, convirtiendo cada plano en una penetración directa en la herida del borrado cultural y del expolio.El filme se sostiene en esa tensión constante entre lo observado y lo sentido. La cámara, cercana pero nunca invasiva, los silencios, los ruidos ambientales y las composiciones fragmentarias construyen una experiencia que va más allá de la denuncia: la presencia de Martel se percibe en la manera en que cada gesto, cada conversación y cada paisaje adquieren densidad poética. La experimentación formal no distrae del contenido, sino que lo amplifica, haciendo que la injusticia se sienta en la piel del espectador.
Nuestra Tierra confirma a Martel como cineasta capaz de reinventarse sin traicionar su mirada. Su aproximación híbrida —entre documental y ensayo visual— convierte la película en una obra que hiere y enseña, que denuncia y emociona, y que demuestra cómo un lenguaje cinematográfico personal puede encontrar nuevas rutas en terrenos aparentemente tradicionales. Aquí, la fuerza política y la sensibilidad estética se dan la mano de manera excepcional.