Y entonces, Coca-Cola aprovecha y les da a esos obreros que se están dejando la piel en las alturas, haciendo de Singapore un lugar mejor para vivir, una sorpresa aprovechándose de la tecnología y de un concepto que -mucho me temo- nos será muy familiar dentro de pocos años, y que son los "drones".
Esa especie de mini helicópteros autónomos que cruzaron el cielo de la ciudad para llevarles una sorpresa a los obreros que allí estaban, con una Coca-Cola y los mensajes de agradecimiento de cientos de ciudadanos, por la labor que esta gente realiza.
Chulo, ¿verdad?