Los automóviles con motor eléctrico han tenido como uno de sus principales puntos débiles la dificultad para acelerar con rapidez. El nuevo coche de carreras con motor eléctrico constituye una buena demostración de los avances que se están consiguiendo en el campo de los motores eléctricos para autos, y augura que los coches de este tipo acabarán igualando a los de motor de combustión en todas sus demás cualidades positivas.
Un equipo de ingenieros de la Universidad de Ciencias Aplicadas en Esslingen, Alemania, ha diseñado este automóvil. También han colaborado unos científicos del Instituto Fraunhofer de Circuitos Integrados (IIS) en Erlangen, Alemania, quienes desarrollaron el sistema completo de sensores electrónicos en estrecha colaboración con la compañía Seuffer GmbH & Co.KG.
Este coche de carreras también sirve para demostrar nuevos sensores, así como baterías perfeccionadas y conceptos vanguardistas de gestión de energía, tal como apunta Klaus-Dieter Taschka, ingeniero del IIS. Además de sus ruedas, frenos, baterías, motores eléctricos y otros componentes, el EVE está equipado con numerosos sensores. Entre estos se incluyen sensores de temperatura, de aceleración, de impactos, de velocidad y de dirección, así como sensores que monitorizan el pedal del freno y el del acelerador.
Dos sensores electrónicos colocados a los lados de las baterías utilizan una tecnología de detección desarrollada por el IIS para medir tridimensionalmente el campo magnético generado por el flujo de corriente eléctrica, y así determinar el nivel de carga de la batería.
El sistema de sensores es capaz de eliminar perturbaciones y campos magnéticos externos, garantizando así que se realicen mediciones muy precisas. Otra ventaja es que el sistema también es capaz de medir otras características de la batería, como su voltaje y su temperatura. Los datos se recolectan y se envían a la unidad de control de potencia y al sistema de gestión de la batería, que controla los procesos de carga y descarga. Este sistema inteligente de gestión extiende la vida de la batería.
El automóvil también va equipado con una cámara especial de polarización, que detecta en la carrocería fisuras que resultan invisibles a simple vista para el ojo humano.
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