En otros post en el pasado ya he manifestado mi apuesta por un declinar en la industria del automóvil a medio o largo plazo. Hoy leo en el periódico La Vanguardia que un experto en marketing japonés explica que la juventud japonesa no se compra coches; no les interesan. Se compran bicicletas. Eso sí, muy sofisticadas técnicamente.
Es curioso, pero es lo mismo que hacen muchos jóvenes en otros países. Si tomo la muestra de mis dos hijos, ambos tienen bicicletas, pero no coches. Y no han manifestado mucho interés en tenerlo. Uno de ellos tiene una moto, aparte de dos bicicletas ultramodernas, que usa para pruebas de triatlón.
Yo sigo apostando por un futuro de menos coches y los que queden serán sostenibles, híbridos o eléctricos. Y en las ciudades estarán prohibidos o muy restringidos. A favor del transporte público o individual sostenibles, como la bicicleta o la moto eléctrica. Esta última acabará convirtiéndose en una opción generalizada, en muy poco tiempo. Quizás sean las grandes empresas automovilísticas las que ganen esos nuevos mercados, o quizás sean nuevas empresas. Creo que se abre una ventana de posibilidades para iniciativas de nuevos empresarios. Incluso a nivel local. Emprendedores que sepan aunar lo mejor de la bicileta o el ciclomotor con un buen diseño (incluyendo la opción de hacer los vehículos plegables o transportables) y con una solución adecuada a las baterías y las fuentes de recarga. Un reto para la ingeniería y el marketing.
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