Hola, mis queridos amigarrobas (supongo que esa es la forma pronunciable del amig@s que han puesto de moda una serie de
Total, queridos amigotes y amiguetes de ambos sexos, que mientras suena en el estéreo Bill Evans, he decidido que era el momento oportuno de intentar cocinar una de las recetas que cuenta Marta Torres Molina en su libro. Me he decidido tras seria reflexión, hacer un pollo con aceitunas. Por un lado, porque es facilito y uno es un zote, y por otro porque tenía los ingredientes necesarios: un muslo de pollo, aceitunas, aceite de oliva, vino, yogur griego y, claro, cebolla y ajo. He puesto todos los ingredientes en la mesa de mi cocina, como puede verse:
Y he preparado mi bella cocotte de la que ya os he hablado en alguna ocasión. Por supuesto, el libro de Marta, muy cerquita, a ver si no me equivoco. Para empezar, doré el muslo de pollo en la cocotte:
He sacado el muslo del pollo (a lo mejor era gallina, nadie sabe). He picado la cebolla y puesto el ajo pelado entero. Los he puesto a pochar en el aceite del muslo (¡cómo suena eso, "el aceite del muslo"! casi me entran pensamientos eróticos)
Una vez pochados, que estén trasparentes y sin arrebatarse, añado de nuevo el muslo y las aceitunas:
Luego, de acuerdo con la biblia martesa (de Marta), añado un vaso de vino blanco y dejo que se evapore el alcohol (ello me hace sentir mal ¡que se evapore el alcohol!, my God). Añado el caldo (que en mi caso, es lo que tenía, es del supermercado de al lado de casa)
Retiro el pollo y las aceitunas y añado el yogur griego (mataiotes mataiotéton kaí panta mataiotes, es que es lo que se me viene a la cabeza cuando oigo lo de "griego"). Remuevo hasta que toda la salsa esté bien mezclada. Vuelvo a añadir el pollo y las aceitunas. Y dejo que cueza el pobre animal.
El tiempo de cocción, para mí es un misterio, así es que lo saqué cuando el muslito estaba a punto de ser devorado. Y así quedó el plato:
Ya sé que no es tan bonito como el que saca Marta Torres en su libro, pero no desespero de que algún día me salga mejor.
Y ahora viene un tema importante. ¿Qué bebo con tan delicioso plato?. Y servidor de todos vosotros/ustedes, decidió probar el Beaujolais nouveau que acaba de salir a la venta:
Eso requiere una explicación, aunque seguro que ya todos los sabéis, que sois muy leídos y escribidos (como decía mi santa madre). El mes de Noviembre trae dos hechos fundamentales a ambos lados del Atlántico: Thanksgiving en USA y la salida del Beaujolais nouveau, en Francia. Lo último es un magnífico montaje francés desde 1950. Es el vino de la cosecha del año y han conseguido que lo beba el mundo entero. Su calidad varía (lógico) de un año a otro, pero debo admitir que este año es muy bueno, afrutado, ligero, con un toque final de frambuesa y caramelo. Vamos, es tan bueno que ya no hay forma de encontrarlo.
Beaujolais es una región al norte de Lyon, centrada en Mâcon:
Para situaros, oh amigos, (y amigas, desde luego), os pongo el mapa:
Yo esa ruta la he hecho varios miles de veces. Primero, cuando vivía en Luxemburgo, era el camino normal para bajar al sur, segundo cuando vivían mis padres en Alicante, también es la ruta adecuada. Aunque, claro, no os vais a librar que os ponga una foto de este individuo que siempre sale en algún mensaje, en el Jura francés (a la derecha, arriba en el mapa)
El recuerdo de la excursión de la foto, es bueno, salvo que se cebaron los tábanos en mi cuerpo y me tuve que poner una antitetánica. Debo deciros, ¡oh amigos! que debo ser muy apetitoso para los tábanos, porque también se cebaron con servidor en el Conemara, en Irlanda. Pero esa es otra historia que ya os contaré algún día si sois buenos.
Grande besotes, no faltaría más