Es una gran cocinera, atrevida y siempre dada a innovar. No en el sentido de innovar con nitrógeno y espumas de lo que sea, vamos, innovar pero en casa, nuevas recetas, nuevos sabores, etc. Le encanta viajar, y lo hace a menudo (ahora no tanto). Siempre vuelve de sus viajes, con nuevos sabores, nuevas ideas, y nuevas historias.
Además le encantan los animales. De hecho creo que tiene un poder sobrenatural para comunicarse con ellos. No sólo con los perros o gatos, es conocida la historia de un hámster que le obedecía y una conejita que besaba su nariz. Y, una vez, hace años, en Yakarta (Indonesia), "adoptó" a un murciélago, Picio, que dormía en la terraza del apartamento, le dejaba comida, e iba a verle todas las noches. Estuvo muy triste el día que se marchó.
Os hablo, por supuesto, de mi madre.
Últimamente, pasamos mucho tiempo juntos, madre e hijo, hijo y madre. A veces, cuando salimos, tenemos un propósito, algún sitio al que queremos ir, pero muchas otras, simplemente salimos a pasear, comer fuera y ver tiendas. Estos meses no hubieran sido lo mismo sin ella, sin su apoyo y su cariño.
Ayer fue especial. Habíamos visto una receta que nos gustó a los dos en el dominical del periódico, y después de decidir que hoy comeríamos eso, le pedí que me dejara cocinar con ella. He de decir que mi madre es una artista en la cocina, y que como mi madre no cocina mucha gente. Sé que muchos diréis lo mismo de vuestras madres, pero, en serio, en la familia de mi madre, las mujeres cocinan excepcionalmente bien. Ya no sólo mi madre, sino que mi amama* y mis tías también.
Estoy acostumbrado a darle la vara, y preguntarle cuando cocina. ¿Y esto así, por qué?, es una de mis preguntas favoritas. Pero, hoy, por fin, iba a cocinar con ella. Y nos lo hemos pasado genial, no sólo la preparación de los ingredientes y el cocinar, sino la espera. Sentados a la mesa de la cocina, con la mesa puesta y la ensalada preparada, degustando el olor que provenía del horno.
Esta receta es facílisima de hacer, rápida y cómoda. De hecho es posible hacer el relleno por la mañana, y después sólo preparar el hojaldre y hornearlo, mientras se prepara la mesa, una ensalada como acompañamiento, etc.
Tarta de hojaldre con champiñones y jamón ibérico
Adaptado de esta receta de Martín Berasategui.
Mi madre recomienda rociar con zumo de limón los champiñones para que al cocinar no ennegrezcan, pero dice que no es necesario, si eso no molesta. Lo mismo dice del hecho de pelarlos. La cantidad de nata es la mitad de lo que pedía la receta original, pero, una vez más, depende del gusto del que cocine, y de los que vayan a comer. Las avellanas tostadas pueden ser sustituidas por almendras tostadas.
Para la base:
1 lámina de hojaldre
1 huevo
1 chorrito de nata liquida
Para el relleno:
1 ajo
4 chalotas
50 g. de jamón ibérico
500 g. de champiñones
el zumo de medio limón
100 ml. de nata liquida
1 chorrito de vino blanco (o txakoli)
1 cucharadita de postre de harina
tomillo
perejil
aceite de oliva
sal y pimienta
Para la presentación:
1 puñadito de avellanas tostadas
2 lonchas de jamón ibérico
Precalentar el horno a 200ºC.
Picar el ajo y las chalotas. Pelar y colocar en un bol los champiñones. Rociarlos con el zumo de medio limón para que mientras se cocinen no ennegrezcan. Picar los 50 g. de jamón ibérico. Con la parte plana de un cuchillo aplastamos y trituramos las avellanas tostadas.
En una sartén, rehogar el ajo y las chalotas con un chorrito de aceite de oliva. Una vez rehogado, añadir los champiñones. Cuando empiece a evaporarse el jugo de los champiñones, añadir el jamón y salpimentar al gusto. Cocinar hasta que se evapore todo el jugo de los champiñones. Echar en la sartén el vino blanco. Cuando este empiece a evaporar, echar la harina. Unos minutos después, añadir la nata, el tomillo y el perejil. Guisar hasta que el alcohol se haya evaporado. Volver a salpimentar y dejar que se enfríe.
Mientras se enfría, mezclar un huevo batido con un poco de nata liquida. Colocar el hojaldre en un papel de horno sobre la bandeja y en el centro agujereamos con un tenedor. Después, con una brocha pintamos los bordes del hojaldre.
Una vez enfriado el relleno, colocar de manera uniforme en el hojaldre, dentro de los bordes pintados por la mezcla de huevo y nata.
Hornear durante 20-25 minutos. Añadir en el último momento las avellanas trituradas y las dos tajadas de jamón ibérico algo desmenuzadas. Hornear un par de minutos más. Dejar reposar, con el horno apagado y la puerta abierta antes de servir.
[*Abuela, en euskera.]
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PD. Hoy ha acabado siendo un día súper especial, porque Josh Groban, mi cantante masculino favorito, me ha contestado a un tuit. Llevo toda la tarde sonríendo por ello. He traído pruebas: