Javier Krahe hizo hace muchos años ya un vídeo en el que, jugando con esta ceremonia caníbal y con la idea también sostenida por los cristianos de que Jesucristo resucitó después de muerto, cocinaba un crucifijo que al tercer día debería salir él solo del horno.
Krahe no allanó moradas, no le metió el dedo en el ojo a nadie, no obligó a nadie a ver u oír su sátira, … solo hizo este vídeo que se emitió en una televisión varios años más tarde.
Ahora unos muy susceptibles apelan a una ley ambigua que la jurisprudencia nunca ha usado para ver si logran poner palos en las ruedas de la libertad de expresión y hacer nuestra sociedad un poco más medieval.
Si lo conocéis, qué os voy a decir. Si no lo conocéis, empezad por un clásico y no paréis: