Pero, ahora resulta, que su pagador y padrino es Marco Rubio, el senador hijo de padres cubanos, pero que de la Isla solo ha visto la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, y de cubanos, solo reconoce a los batistianos y neobatistianos, así como a terroristas y ultraconservadores. En resumen los eternos fracasados.
Rubio, quien sufrió en su propio estado, Florida, una derrota calificada de "humillante" por parte de la prensa de EE.UU., en sus aspiraciones presidenciales, no acaba de comprender que la mayoría de los cubanos residentes allí, quieren relaciones normales con su país. Lo peor para él como político, es la incapacidad de darse cuenta que su aspiración es un viaje imposible al pasado.
Entonces, para su fantasía ha declarado una vendetta a cualquier acercamiento a la Isla. Dar marcha atrás a las concesiones “unilaterales” hechas por el presidente Obama al régimen de Castro será “mi máxima prioridad en 2017”, dijo el 15 de noviembre, en el tour que organizó a Guillermo Fariñas al Congreso en Washington.
Rubio está seguro que Dios lo ayudará: "En los próximos meses y años, una de mis prioridades principales será continuar abogando por los derechos humanos que Dios dio a los disidentes cubanos como Guillermo Coco Fariñas", declaró Rubio en una declaración publicada por su oficina.
Pues bien, según su comprensión de Dios, que gracias a Dios, no comparten mayoritariamente otros cubanos, los derechos humanos de un grupito de mercenarios, pues están pagados por la potencia que pretende aniquilar a sus compatriotas, están por encima del resto de los que viven en la Isla.
Fariñas anda de bufón para clamar por la suspensión del comercio e inversiones norteamericanas en la isla, pues ello “enriquece y empodera al régimen de los Castro”. Lo que en términos simples es mantener el infame bloqueo contra sus compatriotas.
En entrevista al portal digital FOX News, el cabecilla del Frente Antitotalitario Unido, que reúne a cuatro gatos que les cortejan por pago, consideró que el presidente electo Donal Trump debería dar marcha atrás a las supuestas concesiones de Obama a Cuba. Fariñas ha viajado por varios estados como Florida, New York, New Jersey y Washngton D.C, y se ha reunido con congresistas, líderes del "exilio cubano" -entiéndase fanáticos y terroristas-, así como con otros personajes, que le engruesan el ego y el bolsillo, que de eso vive, y le importa un bledo la suerte de sus coterráneos.
A Fariñas, mientras más le cortejan y le pagan, más bajo cae, se convierte en más abyecto y depravado, convirtiéndose en el símbolo patético de una disidencia atada por el ombligo al negocio del anticastrismo, que Washington no ha desmantelado, pero que representa como opción política -no de negocio- una especie en extinción.
Ahora, después de ser el bufón de Rubio, Fariñas un zombi en las calles de Cuba, como un chipojo va a engavetar la foto con Obama que mostraba a sus guatacas -aduladores- en Santa Clara. Ah, la del terrorista Posada Carriles nunca la enseña. Y, vaya, que se entiende.
¡Qué sujetos, caballero!