Codex calixtinus

Por Ilustrado
A medidos del siglo XII, un monje francés llamado Aymeric Picaud escribió la primera Guía Turística de la Historia de Occidente, el Códice Calixtino. Una obra etnográfica que relata la geografía de las regiones y ciudades y las costumbres y características de los pueblos del norte de España por donde discurre el Camino de Santiago.

PORTADA DEL CÓDICE CALIXTINO


La primera Guía del peregrino de Santiago de Compostela fue escrita a mediados del siglo XII por el abate francés Aymeric Picaud, uno de los peregrinos más ilustres. Esta obra está considerada la primera guía turística de la Cristiandad Occidental, y contenida en el Libro V del Codex Calixtinus, (Códice Calixtino).
El título fue atribuido por los "monjes negros" de la Orden de Cluny al Papa Calixto II, Guido de Borgoña, quien propuso a Aymerch Picaud seguir el camino y redactar la obra. Desde principios del siglo XX, por influencia del erudito francés Bédier, se empezó a denominar Liber Sancti Jacobi (Libro de Santiago).   Aymeric Picaud era un cura poitevino de Parthenay-leVieux, que hizo personalmente el trayecto en 1109, en compañía de su hermano Martín y de su amigo Gilles, y anotando en su diario las experiencias de sus jornadas viajeras. Al regresar a su villa natal, escribe un minucioso tratado sobre el viaje basándose además en sus apuntes. Este libro serviría de gran valor para los sucesivos caminantes pues incluye un pormenorizado y exacto estudio de la Ruta Jacobea; en él se advierten de los peligros, se informa de los accidentes geográficos y de las costumbres de los diversos pueblos, de las mejores rutas y alojamientos, así como de las distancias entre las principales ciudades.  El libro fue escrito hacia 1123 y publicado en 1139, tuvo un amplio conocimiento y por ello se gestaron varios manuscritos, el más notable de los cuales es un manuscrito de 225 folios, conservado en la catedral de Santiago hasta su hurto en julio de 2011.
El contenido es misceláneo, una recopilación variada y dividida en cinco partes que se fueron redactando en diversas épocas y en forma independiente. El conjunto comienza con la supuesta carta que envió el Papa Calixto II en 1119 solicitando la elaboración del mismo, y termina con otra de su sucesor Inocencio II, fallecido en 1143.

CÓDICE CALIXTINO


La primera parte del códice es el Libro de las Liturgias, contiene textos litúrgicos y de predicación para el culto al Apóstol, siendo el núcleo principal del códice.
La segunda, el Libro de los Milagros, relata veintidós milagros de este, acaecidos en distintos países de Europa, gracias al poder curativo del Apóstol Santiago, procedente del divino don que Dios otorgó a los apóstoles, así como la historia de la evangelización por tierras hispánicas. El relato de estos milagros pretende promocionar la peregrinación al Santuario.
La tercera es la narración legendaria de la Traslación de su cuerpo a Santiago. No sólo del traslado desde Jerusalén, sino también la historia del descubrimiento de su cuerpo en Iria Falvia el año 813, bajo el reinado de Alfonso II. Además comenta la costumbre de los primeros peregrinos de recoger conchas marinas en las costas gallegas. En este libro se inserta otra carta pontificia falsificada, atribuida a León III, un texto del siglo IX o del X, añadido en letra visigótica a un manuscrito del monasterio francés de San Marcial de Limoges.
La cuarta parte, Conquistas de Carlomagno, fue escrita por Turpín, el arzobispo benedictino de Reims, por eso es conocida como el Seudo Turpín. Pertenece a la literatura épica, es la Historia de Carlomagno y Rolando en la batalla de Roncesvalles, por lo tanto tiene el mismo argumento de la obra más emblemática de la epopeya francesa, la Chanson de Roland. Su inclusión se debe a considerar a los caídos en Roncesvalles en mártires y al emperador franco en un santo que vino a España en una cruzada para liberarla de los musulmanes siguiendo el camino de estrellas. Ante esta consideración mitológica, en 1610 esta parte fue separada del resto para formar otro volumen con el título Historia Turpini. Se atribuye al Arzobispo de Reims, Turpín, aunque en realidad es obra de un escritor anónimo del siglo XI

HISTORIA TURPIN DEL CÓDICE CLIXTINO


La parte última, Libro V, se titula Libro de la Peregrinación (Liber Peregrinationis), también llamado Guía del peregrino de Santiago de Compostela, es una guía del viaje para los peregrinos.   Por lo tanto, el libro primero es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico, el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto, que alcanzó una mayor celebridad, de carácter turístico, se convierte en una guía para el peregrino.   Cuando Aymerc Picaud escribió la Guía del peregrino imperaba en el reino de León Alfonso VII el único Emperador castellano de Romanos, siendo rey de Aragón Alfonso I el Batallador y arzobispo de Compostela Diego Gelmírez. Un guía sensacional que vio laluz en Cluny hace más de 850 años, antes de que apareciese el Cantar del Mío Cid.  Aymerch dividió el Camino Francés en siete etapas a caballo que son trece etapas a pié, oscilando entre los veintiséis y los noventa y un kilómetros. Son las de Monreal-Puente la Reina, veintiséis; Saint Michel-Viscarret, treinta y cinco; Viscarret-Pamplona, cuarenta; Borce-Jaca, cuarenta y cinco; Estella-Nájera, setenta y cuatro; Nájera-Burgos, ochenta y nueve; y Jaca-Monreal, noventa y uno, estas dos últimas para hacerlas a caballo. El resto, según el autor al alcance de los peones, varía de los cincuenta a los setenta, debía hacerse en vario días.
El texto del cronista cluniacense señala distancias entre pueblos, describe paisajes, santuarios y monumentos, e incluyó observaciones sobre gastronomía, potabilidad de las aguas, carácter de las gentes y costumbres de los pueblos, y transmite un asombro especial por la masiva afluencia y variedad de romeros, conviviendo durante su viaje con "francos, normandos, escoceses, íberos, georgianos, libios, cirenenses y pánfilos de Cilicia, de Judea y otras tribus y naciones". Está mezclado con un relato de viaje en el que se incluyen reflexiones moralizantes.

CÓDICE CALIXTINO


Esta guía de Aymerich es una obra original y muy personal, a veces caprichosa, con una visión muy particular y nada favorable de los pueblos hispánicos que atravesaba el Camino. Esta “mala prensa” que realiza el francés es considerada como antecesora de la leyenda negra de España. Denota en su escrito un amargo recuerdo de la derrota carolingia en Roncesvalles a manos de los vascones, destilando peste de los navarros. Se nota su preferencia por su patria francesa. Describe con precisión a los barqueros con cobran un abusivo precio por cruzar el río en su barca, a los aduaneros que se excedían en el precio de sus visados, a los venteros, y a los salteadores y forajidos, poniendo de relieve el peligro de perderse en aquellos barrios de las ciudades que rodeaban a la catedral poblados por mercante, abundantes en mesones y tabernas, donde el vino, la música y las bailarinas hacían olvidar al peregrino el motivo espiritual de su viaje y la promesa a la que se encomendó. El capítulo segundo de su Guía, Aymeric Picaud informa de los cuatro caminos que por Tours, Vézelay, Le Puy y Saint Gilles atraviesan Francia. Los tres primeros, reunidos en Ostabat, al pie de los Pirineos, entran en España por Saint Jean Pied de Port, Valcarlos y Roncesvalles. El segundo, tras llegar a Aragón por el puerto seco de Somport, se une al itinerario anterior en la hermosa y transitada ciudad de Puente la Reina, desde donde “todos los caminos se hacen uno solo hasta Compostela”. La ruta será conocida como el “Camino Francés”, pues el mayor contingente de peregrinos pertenecía a esta nación.

CÓDICE CALIXTINO EN EL MUSEO DEL CAMINO

Las descripciones viajeras del poitevino Aymeric, presentadas en secuencias de una gran fuerza plástica, resultan casi siempre poéticas y llenas de rudo encanto; aunque, a veces, la literatura deja paso a acusaciones furibundas, plagadas de denuestos y anatemas. Pero la Guía es documento impresionante por el que transcurren montes y llanuras, villas y ciudades, ríos de aguas buenas y malas, hombres malvados y almas benditas inundadas de la Gracias de Dios. Refleja en su potente prosa su condición áspera de hombre románico, su emocionante testimonio de ser el primer cronista del Camino.
Por ejemplo, su llegada a la Catedral compostelana la reflejó elogiando su perfección y reflejando la impresión que produce a los peregrinos: "En esta iglesia no hay grieta, ni defecto alguno". Describío las tres puertas de entrada al templo, las vidrieras, y el sepulcro, con una belleza no superada por ningún palacio real conocido".
Su Orden de Cluny organizó técnicamente la peregrinación desde Francia, convirtiéndose en realidad en la primera agencia de propaganda en Europa.El profesor Díaz y Díaz ha dicho que la Guía de Peregrinos tiene su verdadera razón de ser en “el afán de encandilar y deslumbrar al lector, tan típico de la lectura culta de la época” pero, en cualquier caso, sigue siendo un documento esencial para conocer cómo se hizo el prodigio de la peregrinación a la ciudad de Compostela.