Coffee Break

Por Itwoman

Una de mis necesidades de toda la vida es el café, no puedo salir a la calle por las mañanas si no me he tomado un gran café, no soy persona hasta que no me lo tomo. Lo necesito. Cargado, con un poquito de leche desnatada y sin azúcar. Taza grande. Cuando me lo tomo ya puedo hacer lo que sea pero hasta entonces soy la protagonista de The Walking Dead.

Antes era de las que me tomaba tropecientos cafés, todos los que podía o más, a todas horas. Me gusta, pero además mi cuerpo lo necesitaba para seguir funcionando durante todo el día. Vamos, lo que viene a ser una adicción en toda regla.

Café y Beatles. Liverpool.

Pero (siempre acaba llegando el pero) resulta que he llegado a ese momento en que si me tomo un café a partir de cierta hora no pego ojo en toda la noche y me vuelvo hiperactiva. Horrible. Desquiciada. Capaz de limpiar toda la casa en diez minutos y dejarla reluciente.  Hay algunos cafés que parece que en vez de cafeína llevan cocaína, deberían investigarlo porque no es normal como te ponen.

He tenido que buscar una alternativa para las tardes de invierno y para poder tomar algo cuando salgo a esa hora que todo el mundo pide café. No, el descafeinado no me sirve, no me gusta nada. Soy totalmente contraria a las cosas sin: el café descafeinado, las cervezas sin alcohol. NO. Si puedo las tomo en su estado original y si no pues nada.

Ahí es cuando aparecen en mi vida las infusiones, algo que nunca había tomado porque no me hacían tilín. Más bien me daban como fatiguita. Pero está claro que con los años todo va cambiando, que es lo bueno de ello, que vas poniendo variedad en tu vida.

Pues resulta que ahora me encantan. No todas que la manzanilla no la soporto (la de Sanlúcar si la puedo tomar, que un rebujito en verano sienta bien).

Tienen hasta propiedades curativas.

Si has comido mucho y sabes que te va a sentar mal te pides un poleo-menta o cualquier infusión digestiva, y aunque parezca mentira es verdad que no te sienta tan mal la comida. Para los resfriados viene muy bien el jengibre con limón. La cola de caballo (nada que ver con el champú) es muy útil para cuando estás muy hinchada. La salvia para la garganta. Hasta la tila es buena cuando tienes un sofocón o un disgusto. En fin, múltiples posibilidades que no voy a detallar porque no es plan. Mi preferida es la de rosa mosqueta porque además de saber muy bien tiene propiedades antioxidantes (que una ya está bastante oxidada) y vitamina C. Lo malo es que cuando la tomo en el trabajo piensan que estoy tomando un tinto de verano porque tiene un color parecido.

Y además si te montas tu parafernalia con una tetera mona y floreada quedas la mar de glamurosa. Que todo hay que tenerlo en cuenta. Te puedes montar un five o’clock tea que comen unos bocadillitos muy buenos y ya sabéis que una es muy british.

Pues eso, que me estoy convirtiendo poco a poco en Miss Marple. La edad, que no perdona.

¿Quién será el asesino?


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