Existen a las afueras del casco urbano de Lobón, junto a sus calles históricas más meridionales y enclavadas entre las huertas que pueblan el pequeño valle que, al Sur del pueblo, separa éste de las vías que conectan en la actualidad la capital del país con la vecina capital provincial, las ruinas de una iglesia que son a su vez los escasos vestigios de lo que antaño fuera un cenobio, conocido como Convento franciscano de Santiago. Del resto de dependencias monacales prácticamente no se conserva hoy en día resto alguno. Sin embargo, los pequeños retazos en pie de la iglesia o capilla que formaba parte del monumento sostienen, además de las viejas piedras y ladrillos de que están formados, el recuerdo del lugar y las líneas que escriben la historia del inmueble, así como las directrices artísticas que diseñaron este bien que enriquece el patrimonio lobonero, así como de la región. A pesar de ello, su abandono es tal que peligra la continuidad en el tiempo de las reliquias de este monumento, por lo que la asociación en pro de la protección y salvaguarda del patrimonio español, Hispania Nostra, ha visto conveniente la inclusión del mismo dentro de la Lista Roja del Patrimonio, para lo cual este blog ha tenido nuevamente el honor de poder colaborar.
Bajo estas líneas, os dejo el enlace a la ficha que sobre este monumento figura dentro de la Lista Roja del Patrimonio. Seguidamente, y acompañada de imágenes tomada in situ del bien, disponéis también de una breve historia/descripción del inmueble, finalizando con los apuntes para poder llegar al mismo, en caso de querer visitarlo en persona.
http://www.hispanianostra.org/lista-roja/?q=node/734
- Historia / descripción del bien:
En una hondonada donde surtían aguas manantiales, en el flanco meridional del pueblo, opuesto al valle por donde circula el cercano río Guadiana, se erigía una antigua ermita bajo la advocación de Santiago, junto a uno de los dos hospitales con que contaba la villa alcanzada la Edad Moderna, fundado por la familia de los Alvarado, que pasará a la historia internacional por la contribución de algunos de sus miembros a la conquista y colonización americana. D. Diego Gómez de Alvarado y Mexía de Sandoval, caballero de Santiago y comendador del lugar, así como padre del conquistador Pedro de Alvarado, será quien funde el edificio hospitalario, mientras que uno de sus nietos, D. Diego de Alvarado, cederá en 1.562 los terrenos para la construcción de un convento, cumpliendo así con los deseos de Dña. Elvira de Figueroa la cual, I Condesa de Puebla del Maestre, descendiente de los Condes de Feria y viuda de D. Alonso de Cárdenas, último Maestre de la Orden de Santiago, con quien residía en la vecina Mérida, adquirirá la villa una vez reinante Felipe II, convirtiéndose así en la I Señora de Lobón, anhelando que en la misma se asentase un grupo de frailes de la rama observante o de San Miguel de la Orden franciscana. En 1.564 llegarán los primeros hermanos al lugar, fundándose junto a la antigua ermita de Santiago el Convento franciscano homónimo al templo, orientado no sólo a la vida monacal, sino principalmente a la educación en el arte y la ciencia gracias al Colegio de Artes que allí se ubicó, propiciando el paso por el mismo de algunas de las figuras más ilustradas dentro de la rama de San Miguel de la franciscana orden. Contaba el cenonio no sólo con convento y escuela, sino también con huertas e iglesia, guardando en ésta una preciada imagen de la Inmaculada Concepción, dándose culto además a Nuestra Señora del Rosario, a San Francisco y al Cristo de los Desamparados. Las tropas francesas, a su paso por la población, atravesada antaño por el Camino Real de Madrid a Badajoz, destrozaron el inmueble durante la Guerra de la Independencia, de tal manera que una vez terminada la contienda dieron aviso los frailes de la imposibilidad de seguir impartiendo clases en la malograda Escuela y Colegio de Artes. Sin embargo, el abandono y ruina definitiva del monumento llegará de manos de la exclaustración forzosa y desamortización ideadas por Mendizábal, en 1.835, quedando en pie en la actualidad únicamente restos de su iglesia, concentrados en el muro de la epístola, posible lienzo de separación de naves, y el que está considerado ábside de la misma, coronado éste por cúpula de media naranja y sostenida por hasta tres series de lunetos, construida laboriosamente a base de ladrillo conjugado con mampostería, y estucada interiormente, con escasos restos de esgrafiado. El uso del ladrillo en estos arcos y cúpula, así como el mismo diseño de la misma podría vincularse con el arte mudéjar, cuyo máximo exponente en la localidad se encontraría en las portadas de la Iglesia Parroquial de la Asunción, construida a finales del siglo XV. Habría que añadir en apoyo a esta idea la aparición, tras los restos de estucado, posiblemente posteriores a la construcción del bien, del lineado de ladrillos y friso de figuras circulares realizadas con el mismo material que rodean el exterior del vano abierto en el trasfondo del ábside, coronado por lo que también pudieron ser arcos enladrillados. De ladrillo también se formarán los arcos que daban acceso al templo, o que servían de paso entre las naves del mismo, sobreviviendo dos de ellos en el muro oriental restante, así como el arranque de otros dos trasversales a las naves derecha y principal, respectivamente, este último frente al que supuestamente fue altar mayor.
- Cómo llegar:
La localidad pacense de Lobón, surgida junto a la vega del río Guadiana, se mantiene como término de paso entre las capitales autonómica y provincial, cercana a la autovía A-5, atravesada aún por los restos de la carretera nacional N-V en su intento de unión de Madrid con Badajoz, convertida ésta en la actual Avenida de Extremadura y flanco sur del municipio lobonero. Los restos del Convento franciscano de Santiago pueden observarse desde esta vía, enclavados en el valle que entre la antigua carretera y el casco urbano se abre en la zona suroriental de la localidad. A esta zona de huertas es fácil acceder a través de la calle Corredero Cuartel, trazada entre las calles Santiago y Alvarado, ubicadas todas en la parte meridional del centro histórico de Lobón. Si bien las ruinas conventuales se mantienen como propiedad privada dentro de un terreno particular, es fácil poder observarlas desde la propia vía urbana al enclavarse junto a un sendero que, en esta zona del pueblo, bordea las casas del mismo, dirigiéndose al pequeño Parque de la Fuente, o Fuente de la Reina María Cristina, incluida, como los restos conventuales, entre los bienes que alimentan el patrimonio histórico de Lobón.