Parte del comité de lectura de este blog y selección de textos, viene
debatiendo acerca de la conveniencia o no de continuar publicando
poemas en este espacio.
En los últimos meses se han recibido
muchas colaboraciones que se han desestimado, porque según el
criterio de quien debía decidir sobre su conveniencia o no, la
calidad del poema no era suficiente. Sabemos que son discutibles estas
valoraciones. En literatura la percepción de la calidad y el gusto
se mezclan casi inextricablemente, y el gusto es subjetivo, casi
intransferible. Pues bien, en poesía todo esto se eleva a la enésima
potencia. Aún así, siempre se ha procurado evaluar los textos
presentados desde cierta objetividad, cuyos criterios tenían que ver
tanto con el fondo, como con la forma.
La poesía abunda en Internet. En más de
una ocasión lo hemos afirmado —y lo seguimos haciendo— que la Red es el
refugio al que acuden los poetas, porque la repercusión es mayor,
porque nuestros versos pueden viajar a más lugares y llegar a otros
poetas. Sin embargo, esto no es sinónimo de calidad, ni siquiera de
una mínima calidad.
Observando, y no hace falta mucho esmero,
las entradas de La Esfera
Cultural que se corresponden a
un poema, éstas son las menos visitadas, las menos comentadas y las
menos compartidas en otros foros o redes. Con esto se contaba de
antemano, puesto que la poesía, por tantas razones —la mitad de
las veces poco reales—, se ha convertido en cenicienta de la
literatura cuando fue su madre, como demuestra que los textos más
viejos escritos por el ser humano y considerados literarios, son
obras poéticas, empezando por los libros sagrados de las religiones,
los libros filosóficos, y las primeras obras —generalmente épicas—
que forman el sustrato de las distintas civilizaciones humanas. Pero
es otro tema.
Por otra parte, y desde el primer momento
de vida de este espacio, la edición de poesía ha sido esporádica y
ha levantado polémica. Cosa que aún sucede, pues no todos los
autores admiten la decisión del mismo modo, llegando a producirse
situaciones desagradables. Nadie en el comité de lectura actúa en
contra de nadie, ni minusvalora la tarea de nadie. Simplemente se
decide sobre un texto en concreto. Se asume el error, pero nada más.
Cada uno es muy libre de publicar su propia obra; pero cuando se
somete a otros criterios debería aceptar la decisión, y más cuando
nada hay en juego.
Por tanto, y aunque un parque literario
no puede excluir la publicación de poesía y mantendrá la sección
de Saray Pavón, una sección que aglutina la lectura de poemas y combina elementos de creación multimedia sobre la palabra, y reducirá la publicación
de poemas a casos excepcionales, que siempre quedarán a criterio del
miembro de comité editorial que decida, criterio, del que
lógicamente, no tendrá por qué dar cuenta.
Atte.
El comité editorial de La Esfera