Colecho

Por Mamaenalemania
Todo esto según la R.A.E., conste:
con-.
(Del lat. cum).
1. pref. Significa 'reunión', 'cooperación' o 'agregación'. Confluir, convenir, consocio. Ante b o p toma la forma com-. Componer, compadre, combinar. Otras veces adquiere la forma co-. Coetáneo, cooperar, coacusado.
lecho.
(Del lat. lectum).
1. m. cama (‖ armazón para que las personas se acuesten).
Por esto deduzco yo, a bote pronto, que el colecho es algo así como „reunión familiar en una (mi) cama“ o „agregación de polluelen a la cama grande.“
Vaya por delante que aquí, en (al) principio, no se practica el colecho. Cada uno se acuesta en su camita, se arropa con su mantita y se despide hasta el alba.
Lo que ocurre es que aquí (como en la mayoría de los hogares apolluelizados, supóngome yo), a partir de la medianoche una no está para discutir con nadie. Y menos por minucias como la almohada y el edredón.
El problema del colecho en esta Haus, miren uds. por dónde, son los niños. Yo no sé cómo compartirán las otras familias una cama, o cómo se agregarán los otros entecitos al lecho paternal... porque aquí, lo que se vive por las noches, es el Desembarco de Normandía. Una y otra vez.
La ronda de reconocimiento suele ser tarea de Destroyer, que se acerca de puntillas a me mira fijamente. Digo yo que se repetirá mentalmente algo así como „¡abréte edredón!“, porque decir no dice nada pero tiene una habilidad pasmosa para hacerse notar y acabar en su lugar.
Unos minutos más tarde empiezan las sirenas (gritos desaforados del del Rizo), que desencadenan el avance de las tropas al completo: El Mayor, transportando al del chupete y una tropa de peluches de tamaño cojonero.
Si creen que eso es todo, se equivocan. La batalla no ha hecho más que empezar.
Amén de diversas armas de destrucción masiva (tipo flatulencias, garritas en los quesos y, ahora que estamos en época, cuenquitos con cebolla) que aplican sin piedad, los invasores se emplean a fondo en el cuerpo-a-cuerpo: Patadas voladoras, cabezazos, placajes riñoneros y tirones de pelo son sólo unos ejemplos de las habilidades innatas del enemigo.
Y sí, siempre ganan. Bajo amenaza de no-dormiremos-nunca-jamás, Maromen lleva ya varios días desterrado en el sofá. Y yo, que me paso las horas con las manos estrujás y 3 pares de pies encajados en las lumbares, deseando colechar. Pero con él.