No solemos escribir mucho, no es nuestra finalidad, y menos desde hace un tiempo; porque ya hemos analizado todo lo que se podía analizar y hemos hecho el diagnóstico.
Si seguimos así la masonería regular se nos va como dice el poema a la mar que es el morir.
Entrar en la dialéctica de buenos y malos, de unos y otros, de estos y aquellos, de los fraternales y de los fratricidas, sean quienes sean; es insistir en más de lo mismo y no es nuestra intención ni nuestra dinámica.
No es que sea inútil lo que nosotros escribimos, sino que es inútil todo lo que se escribe o todo lo que se intenta por cualquier medio que sea opuesto o contrario a la decisión unilateral del Gran Maestro de la Gran Logia de España.
Insistir en la manifiesta y evidente posibilidad de conducir a la institución por caminos que nos saquen del precipicio de la irregularidad de hecho o de derecho en el que nos encontramos, no resulta tampoco útil, insistir en que el problema es el Gran Maestro de la Gle y que suya es la responsabilidad de la conducción y de la solución, tampoco.
Hemos hecho el diagnostico, la GLE está rota, solo es una marca, amparada por un sentimiento romántico de pertenencia que caduca con el tiempo. Al menos hay tres o cuatro Grandes Logias de España dentro de la GLE.
Existen fuertes argumentos para pensar que ni se cumple con la legalidad vigente en materia de asociaciones ni, lo que es peor, hay voluntad de cumplirla. Debe ser convocada asamblea general ordinaria y extraordinaria; para restaurar la legalidad respecto de oficios democráticos importantes, entre los que está el de gran maestro, y para discutir legitimas proposiciones de un grupo importante de hermanos, y no se hace. Y no vale el argumento del "ocupado", de aquel que siempre tiene muchas cosas que hacer menos las que tiene que hacer.
Hay acciones legales de que deben ser tomadas por hermanos en concreto, y no se toman a pesar del tiempo transcurrido.
El Gran Maestro debe dimitir y debe convocar elecciones inmediatas para cubrir el puesto pero no lo hace; y Las elecciones a gran tesorero y gran orador están suspendidas sine die. La dinámica es la de enrocarse esperando que la frustración vaya en aumento para que la GLE siga en su mecánica de gestión de los masones; masonería circulante podríamos llamar la que tiene la GLE, de movimientos de entradas y salidas constantes.
Nos hemos convertido en una firma, en una marca, y por más que se diga que no se quiere ser algo así, es inútil.
En una situación entre unos profesionales de la masonería y unos masones , ciudadanos con vida propia y aparte de la masonería, con sus trabajos, con sus actividades sociales.
El profesional de lo poco tiene unos intereses diferentes y unas pautas de actuación, motivaciones, y preferencias diferentes al masón activo en su trabajo o en su vida social o familiar.
No es lo más importante para una organización masónica tener unas cuentas saneadas; lo importante es ver las obras que con ellas se hacen y analizara en que se gasta el dinero que se gasta, y si está o no justificado para beneficio de la institución. Los grandes autócratas tienen cuentas saneadas y obras faraónicas, pantanos, estatuas, escenarios de masas; pero siguen siendo autócratas, que es precisamente lo que la masonería no quiere.
Estamos en circunstancias extraordinarias, hemos vivido y estamos viviendo una pandemia, y hemos dejado pasar una oportunidad de oro para ser una institución empática con la sociedad. Muchos masones lo han sido y solo por el peso de la actuación de estos masones, la institución ha reaccionado, pero ha sido tarde.
La institución está por los suelos a nivel de prestigio social, o incluso peor, porque hay rebrotes de masofobia unidos a la pandemia.
Se ha perdido la presencia institucional que podríamos haber tenido en la pandemia, de ayuda social y de respeto. Los hermanos masones individualmente han sido más solidarios que su organización, y esta ha actuado hacia el interior; muy tarde y ante la presión de los masones que la integran. Pero eso no se notará socialmente, y tendrán más peso las reacciones masófobas que la masonería limpia y solidaria que debimos y pudimos ser y no fuimos; estos meses o que el esfuerzo individual de muchos masones.
¿Para qué repetir una y otra vez lo mismo, si no hay diálogo posible con nadie?.No podemos confundir el enroque y la falta de empatía, con tolerancia ni con fraternidad; la tolerancia y la fraternidad deben llevar a escuchar y empatizar con el hermano, y no a ignorarlo.
En esta situación no podemos hacer nada, por muchos que trabajemos y que nos reunamos y que hablemos o que escribamos, solo seguir.
La Pandemia de la GLE es interna, y no tiene solución a día de hoy.
Claro que hay soluciones de futuro y esperanza, pero a partir del momento en el que el actual Gran Maestro deje de serlo; y sea sustituido por otro hermano con un perfil completamente diferente y nuevo en la organización, un perfil del siglo XXI; diferente con el pasado y de transición al siguiente gran maestro que deberá venir.
Nadie que haya tenido relación con estos años de Gran Maestría está legitimado para presentarse a unas elecciones a gran maestro, porque ha contribuido a la situación de hoy. No caben repetir modelos para una organización que está en permanente movimiento de miembros, entradas y salidas, y sin optimismo ni confianza.
No hay orgullo de liderazgo y el orgullo de pertenencia dura un tiempo pero se va y se ira mientras no cambien las cosas.
Hay que empezar a buscar sustituto, estamos a un poco más de dos años de la elección a gran Maestro.
Mientras tanto seguiremos aquí y seguimos trabajando por la mejora de la masonería institucional en España.
Colegio Invisible: Aquí seguimos y vamos adelante