Colegio, school, école... o "Mamá ¿dónde está mi cartable?"

Por Bruselas Exposure @mama2punto0
Mi hija mayor ayer cumplió 4 años.

Los últimos 2 meses de su vida los ha pasado en un país que no es el suyo en el que se habla un idioma que no es el suyo y yendo a un colegio que habla no uno, sino dos idiomas que no son el suyo.
Los amigos y la familia siempre nos preguntan ¿y en qué habla la peque en el cole?.
Podría contaros que el primer día de colegio fue entusiasmada y salió contentísima. La única queja fue que me había olvidado de darle unas galletas para la merienda (en el cole de Madrid no podían llevar nada de comer para evitar problemas de alergias alimenticias) pero ni una palabra sobre el idioma.
Tuvieron que pasar dos semanas de cole para que una tarde, volviendo a casa me dijera "¿Sabes mamá que en el cole no hablan español?"...
Está claro que no se puede generalizar y que la adaptación no sólo depende de la edad del niño o del idioma, también cambia de un niño a otro. Pero lo que sí que es seguro es que en ciudades como Bruselas, donde como ya os he contado hay tanta población extranjera, los colegios, especialmente los internacionales, están muy preparados para ayudar a la adaptación de los pequeños al idioma.
No sé si hay una edad ideal para que los niños se adapten al cambio de una expatriación pero tengo la sensación de que se tiene que complicar bastante con pocos años más de los que tiene mi hija.
Porque en el periodo equivalente a Educación infantil (de 3 a 6 años, edad en que la escolarización no es obligatoria ni aquí ni en España), el planteamiento es incluso más basado en el juego de lo que se hacía en el colegio de Madrid. Y así, jugando, bailando, cantando y jugando de nuevo es como en estos 2 meses la peque no se ha mostrado en ningún momento contrariada por el cambio de idioma y además vemos como cada día entiende lo que sus profesoras le dicen en francés e inglés y va añadiendo a sus expresiones del día a día vocabulario en esos idiomas. Sí se ha quejado de echar de menos a sus amigos de Madrid pero también a base de juego les ayudan en el cole a estrechar lazos.
Supongo que si la inmersión se produce cuando los niños son mayores, con sus "amistades para toda la vida" y además del lenguaje tienen que preocuparse por superar las evaluaciones de las distintas materias puede parecer un escollo imposible pero en todas las escuelas internacionales que consultamos contaban con apoyo para evitar que los alumnos pudieran sentirse perdidos y estoy segura de que en los públicos también pasa. Suelen agrupar a los que comparten lengua de origen para reforzar el idioma y ajustar el programa. La adaptación social ya es otro tema, aunque aquí lo raro es encontrarte a un belga.
Pese a nuestra buena experiencia, si pudiera volver al mes de octubre, cuando supimos que todo esto iba a pasar, me hubiera gustado haber encontrado a alguien que viniera a "jugar" con la peque en francés o inglés además del par de horas que tenía en el cole de Madrid.
Lo que sí que hicimos fue hablar con su seño de Inglés de Madrid (gracias Aida si algún día lees esto) que nos pasó mucho material para hacer oído. Fundamentalmente canciones y vídeos que poníamos en casa y que luego ha vuelto a escuchar en el colegio de Bruselas y le ha hecho sentirse mejor.
También la dejamos que vea un poco más de televisión de la que veía antes. Ahora el Disney Jr. es en francés y cuando los personajes que ella conocía dicen frases que ya le suenan de clase, salta contenta en el salón repitiéndolas.
Si te va a tocar pasar por esto es buen momento para que les dejes ver la tele en el idioma del destino. Si no tienes tele siempre puedes buscar en Internet películas o dibujos de Youtube o recurrir al DVD que tenga varias pistas de audio.
En cuanto a mí, si pudiera volver al mes de octubre también le hubiera dicho a mi marido que, en lugar de regalarme unas clases de inglés por mi cumpleaños (el día en que me anunció que nos íbamos de España) me las regalara de francés porque a éste paso, me va a tener que dar clases la peque de 4 años.