Siempre me he preguntado para qué sirven los colegios profesionales y hasta qué punto puede estar justificada la colegiación obligatoria de determinadas actividades. Está claro que sus defensores dirán que es por un control de la profesión y por ofrecer una garantía al cliente, ¿pero pueden garantizar eso los colegios profesionales? Para nada.
Colegios profesionales y asociaciones
¿Por qué han de ser obligatorios los colegios profesionales?
Los colegios profesionales, como las asociaciones, pueden resultar de gran utilidad para los profesionales. Como ejemplo diré que durante todo el tiempo que estuve ejerciendo como Asesor Fiscal permanecí «colegiado» en la APAFCV (Asociación Profesional de Asesores Fiscales de la Comunidad Valenciana). Pagué mi cuota de inscripción de 50.000 pesetas, que perdí al darme de baja años después, y anualmente (o trimestralmente; no recuerdo muy bien), pagaba religiosamente las cuotas de la asociación. Por suerte, los asesores fiscales no tienen colegios profesionales obligatorios, y el que está en una de estas asociaciones lo está por decisión propia y con plena libertad. Y lo está porque le interesa estar; se organizan cursillos y charlas, hay un apoyo profesional a los asociados, y alguna cena de tanto en tanto. Todo muy bien. Pero está muy bien porque no es obligatorio estar.
Cuando entramos en obligaciones, las ventajas se convierten en algo muy distinto. Yo no le puedo vender un producto a un cliente diciéndole que está obligado a comprármelo. El producto puede ser excelente, inmejorable… pero será el cliente quien decidirá si me lo compra o no. Con los colegios profesionales y con las asociaciones profesionales debería ocurrir lo mismo; que vendieran sus bondades, que demostraran que son imprescindibles… pero cuando partimos de la base de la obligatoriedad, señor mío, todas sus bondades se esfuman. Ya no me convencen sus argucias.
La obligatoriedad de los colegios profesionales es síntoma de debilidad
Si con la mano derecha pretenden darme un servicio y con la izquierda me obligan a contratarlo… algo falla. No son lo suficientemente buenos como para vendérmelo y optan por exigir, obligar, coaccionar… si no te apuntas no puedes ejercer… No importan tus conocimientos, ni tu experiencia, ni tus estudios… de nada sirve todo eso si no pasas por caja… cada año.
Parece ser que la cosa va a cambiar, pero no lo bastante, de 80 profesiones que tenían colegios profesionales obligatorios solo quedarán 38, pero a mí me siguen sobrando 38
Entre esas 38 profesiones que tendrán que seguir agachando la cabeza ante sus colegios profesionales caducos estarán los médicos, dentistas, farmacéuticos, veterinarios, enfermeros, fisioterapeutas, podólogos, óptico-optometristas, biólogos, físicos, químicos, geólogos, psicólogos, arquitectos, arquitectos técnicos, abogados, procuradores, graduados sociales, notarios, registradores de la propiedad y mercantiles y las ingenierías e ingenierías técnicas reguladas.
Otros cambios de los colegios profesionales
- Quedarán fuera de colegiación obligatoria las profesiones jurídicas y técnicas con dependencia laboral.
- La cuota de inscripción se suprimirá. Si no fueran obligatorios podrían mantenerla porque solo se apuntaría quien quisiese, pero siendo obligatorio esta cuota era un robo. ¿O no?
- La cuota anual no podrá sobrepasar los 240 euros. Claro que dejan la puerta abierta para que el propio colegio (por mayoría, eso sí) pueda incrementarla. ¿De qué sirve entonces la prohibición?
- Obligatoriamente deberán ofrecer una bonificación del 75% de la cuota a los profesionales por desempleo. Y yo me pregunto, si están desempleados, ¿lo normal no sería que no tuviesen que pagar cuota?
- No se les podrá exigir la contratación del seguro ofrecido por el colegio. Recordemos que ya actuaban como los bancos, si quieres la hipoteca… firma el seguro de vida, con la particularidad de que uno iba al banco que quería, pero el colegio es el que hay.
En fin, que algo se mejora la situación, pero está claro que todavía hay colegios profesionales con mucho poder de negociación (¿o debería decir presión?) en vista de los resultados.
Respecto a los supuestos beneficios que los colegios profesionales ofrecen a los clientes de estos profesionales, yo también los matizaría. ¿Desde cuándo el corporativismo profesional ha beneficiado al cliente o sujeto pasivo del servicio?
Mi propuesta: Que no sean obligatorios y que sepan vender sus servicios.
Ramón Cerdá