- Desayuno. Si a tu hijo le han detectado el colesterol alto y le sobra algún que otro kilo, conviene que haga un desayuno completo, pero equilibrado: lácteos semi o desnatados (enriquecidos con vitamina A y D), unas tostadas de pan integral y una fruta o un zumo natural. Si opta por los "corn flakes", rechaza aquellos que contengan coco rallado o grasas vegetales.
- Comida y cena. Prepara menús sencillos al horno, al vapor o a la plancha. Antes de cocinar el pescado y la carne -la menos grasa es el pollo, el pavo, el conejo y las piezas magras de ternera y cerdo-, retira la piel y la grasa visible. Intenta que coma legumbres, guisada con vegetales dos veces por semana y evita los productos a base de carne picada -salchicas, frankfurts, etc.- y los rebozados.
- Merienda. Restringe al máximo la bollería industrial y los "snacks salados", muy calóricos y ricos en grasas nocivas. Lo mejor es darles un pequeño bocadillo y un zumo casero a ser posible, o un yogur desnatado y un par de galletas sencillas de avena.