Una madre joven, centroeuropea y aparentemente sin problemas, se incorpora al Camino en Saint Jean pied-de-port con su hijo de meses en un confortable y moderno cochecito.
Madre y niño aparecen como bien vestidos y nutridos, con equipaje y calzado adecuado y emprenden el camino con entusiasmo.
Al concluir la segunda etapa, en Pamplona, son interceptados por la Guardia Civil que los retiene. Le impiden continuar aduciendo elementos que tienen que ver con la protección al niño y terminan por meterla contra su voluntad en un tren hacia Barcelona.
No tengo más que la versión de una testigo, que me expresó su sorpresa y hasta su indignación por lo que le parecía un abuso policial contra una persona adulta con aspecto de ser muy capaz de cuidarse de su hijo. Doy por supuesto que el criterio de la autoridad debió ser muy otro.
De cualquier manera ahí queda para el debate. ¿Pueden los padres llevar a sus hijos donde plazcan? ¿Debe intervenir la autoridad evaluando posibles riesgos para la salud, bienestar e integridad de los menores?.
X. Allué (Editor)