Llegamos a Colmar después de comer, en un día un poco lluvioso. De Colmar se dice a menudo que es la más alsaciana de las ciudades de Alsacia. Nada mas llegar nos permitió visitarla al parar de llover y salir un poco los rayos del sol. Una vez establecidos en el hotel, llegó la hora de pasear por el centro. Nuestro Hotel estaba en un sitio bastante bueno ya que se encontraba al lado de un parking público gratuito y a 5 minutos del centro. Nada más pasar unas galerías nos encontramos en la entrada al casco antiguo. El centro de la ciudad antigua, bien conservada, alberga varios edificios, a veces de gran tamaño, de estilo gótico alemán y primer Renacimiento, así como antiguas iglesias, entre las cuales la colegiata de San Martín (del siglo XIII) es la mayor y más notable. Llegamos a la plaza de Underlinden, el centro neurálgico de la ciudad, la entrada a la ciudad antigua y peatonal. Estaba atravesada por un pequeño canal decorado con multitud de flores que dotaba a la plaza de una hermosa estampa.
Avanzamos por la calle peatonal y llegamos a la iglesia de los Dominicos ( iniciada en 1283 por orden Rodolfo I de Habsburgo) alargandose las obras hasta el siglo XIV, de estilo de las órdenes mendicantes. En su exterior podemos distinguir una torre de crucero. Seguimos paseando y llegamos a la Colegiata de Saint-Martín, una de las iglesias góticas más importantes de toda Alsacia.
La iglesia es del siglo XII de estilo románico y se reconvirtió en el edificio gótico actual en 1260. La obra siguió por la nave y la fachada oeste. En 1360 el ábside románico fue sustituido por un coro gótico, con su deambulatorio y sus capillas. Continuamos bajando por la calle de la iglesia repleta de restaurantes turísticos a ambos lados de la calle adoquinada peatonal.
Enseguida llegamos a la Plaza de la antigua aduana, conocida como El Koifhus (casa del comercio), es un complejo modelo de edificación que se remonta a finales de la Edad Media , acabada en el siglo XV. La fachada norte sur tiene dos portales de acceso coronados por un dosel blasonado, el hall recibe el nombre de Roesselmann. El edificio central es del siglo XV, de estilo gótico fue modificado con una escalera y un portal en la fachada oeste con estilo renacentista. Las arcadas de la planta baja se abrieron a finales del siglo XIX formando un pasaje que comunicaba con la Plaza de la Aduana. El ala norte fue construida en el siglo XVI. En la fuente de la plaza hay una estatua de Bartholdi donde se representa al diplomático y militar Lazare de Schwendi durante el reinado de los emperadores Carlos V y Maximiliano II.
Continuamos paseando hasta llegar al antiguo barrio de pescadores a los pies del río Lauch, espejo de irresistibles casas con entramados de madera. Lugar donde se recorren los canales de este pintoresco barrio en barca. Encontramos las fachadas llenas de colores y flores del muelle de la pescadería ( quai de la Poissonnerie). Un paseo con calles adoquinadas repleta de vegetacion en los puentes que atraviesan los canales que van a parar a la llamada Pequeña Venecia.
El barrio de la Pequeña Venecia se halla en la zona de los canales, esta parte de la ciudad describe una magia especial, atravesando su famoso puente de los Cisnes, es una de las postales típicas de la ciudad. Dicen que las parejas deben de darse un beso contemplando esta postal.
Al final decidimos volver a la plaza de la antigua aduana, donde nos habíamos fijado en un restaurante para cenar. Fue allí donde probamos la famosa tarta alsaciana ( flammekueche) también llamada tarte flambée. La base de la flammkuchen es una fina masa de pan sencilla, elaborada con harina y agua, sobre la que se colocan otros alimentos; tradicionalmente cebolla cruda, panceta o bacon y nata líquida, que suele estar un poco condimentada. Los ingredientes se mezclan y se echan sobre la masa de pan en crudo, y luego se cuecen al horno fuerte durante diez a quince minutos.
Así llegamos a la Iglesia de los Dominicos otra vez y poco a poco encontramos que las nubes cada vez eran mas negras y como estaba anocheciendo decidimos apretar el paso y regresar al hotel antes que nos cayera un chaparrón. Al final llegamos al hotel CASI sin mojarnos. Y hasta aquí nuestra aventura por la ciudad de la pequeña venecia de Colmar.
Consejos e información práctica
- Para viajar a Colmar basta con DNI o Pasaport
- Idioma: Francés
- Moneda : Euro
- El tipo de enchufe es el mismo que tenemos en España.
- Plano del Casco Antiguo:
- El Hotel donde nos alojamos fue el Hotel Balladins Colmar ( 5 rue des Ancetres) se encuentra en el centro de Colmar, a 300 metros del mercado de Navidad. Ofrece habitaciones de estilo contemporáneo con conexión Wi-Fi gratuita, baño privado y TV. Muy bien ubicado, limpio y buen servicio, recomendable.
- Para comer hay muchos restaurantes turísticos en el centro pero aconsejamos La Fleur de sel.(9 Quai de la Poissonnerie) Super amable, muy acogedor y la comida es excelente.
- Paseos en barca: una visita comentada del barrio de la Pequeña Venecia y del muelle de la Poissonnerie de forma original. A bordo de una barca de fondo liso, descubre todo el encanto de este lugar auténtico.
- Recorrer la ciudad en trenecito: dos compañías te permitirán descubrir los encantos y el patrimonio del viejo Colmar de una forma novedosa y lúdica. El circuito de alrededor de 7 km está comentado en 14 idiomas.
- Recorrer la ciudad en calesa: te subirás en una calesa tirada por varios caballos para descubrir el Colmar pintoresco de una forma singular: un verdadero viaje en el tiempo.
- Oficina de Turismo de Colmar, 32 cours Sainte Anne, 68000 COLMAR, Tél.: +33 (0)3 89 20 68 92. Con sus principales atractivos turísticos:
La iglesia Saint Matthieu.
La iglesia de los Dominicos.