Me he encontrado con una obra llamada colmena en la fundación Miró, creada por Martina Höfflin y Pascal Glissmann, perteneciente al proyecto electronic life forms. Colmena emula una especie de capullos cilindricos alimentados por células solares que emiten sonidos y mueven unas patas metálicas. En la página del proyecto se pueden ver muchas fotografías del mismo y los materiales utilizados para construir las criaturas. Los insectos llaman la atención por la sencilla electrónica que llevan: cableado, resistencias condensadores, altavoces piezoeléctricos, motores y células solares. El proyecto se puede incluir dentro de la corriente robótica BEAM (de Biology, Electronics, Aesthetics, and Mechanics), que consiste en la creación de robots con una electrónica lo más sencilla posible y una estética y mecánica inspiradas en la biología.
Unas fotografías del proyecto que me han pasado los autores:
Los proyectos de vida artificial robótica siempre me han atraido, especialmente cuando intentan emular insectos o seres vivos cómo colmena. La robótica sirve para crear máquinas útiles, pero también crituaturas artificiales que pueden ser o no parecidas a los seres vivos que nos rodean, y mejor si tienen sentido artístico o estético. Otra obra similar que comenté por aquí es el robotarium X del artista portugués Leonel Moura (del que acabo de ver que ha publicado una nueva versión).
Hace tiempo pensé en crear mi propio jardín robótico en miniatura, pero nunca lo terminé por falta de tiempo. Ahora, haciendo trampas, he pedido en deal extreme unas cucarachas solares y mini coches solares que, sin hacerles ninguna modificación, podrían ser unos habitantes interesantes para un jardín robótico. A una persona que no sepan cómo funcionan le podrían parecer más inteligentes de lo que realmente son. La idea es reutilizarlos y modificarlos en la medida de lo posible para que se transformen en habitantes de un mini jardín.