La investigación sobre sexualidad en Colombia (1990 -2004): Balance bibliográfico
Debo confesar que al recibir el pequeño volumen La investigación sobre sexualidad en Colombia (1990-2004): Balance bibliográfico de Mauro Brigeiro (coord.), Marco Alejandro Melo, Claudia Rivera Amarillo y Manuel Alejandro Rodríguez Rondón, me pregunté si tenía sentido publicar en forma impresa o, en general, hacer un balance bibliográfico, en estas épocas. Ya resulta tópico decir que la conexión casi instantánea con las fuentes, el remplazo de los ficheros por bases de datos con texto completo y referenciales son, o deben ser, parte de los servicios que esperamos de nuestras bibliotecas y de las extensiones que de ellas son posibles en nuestras casas, como personas autorizadas con un código para usar de esos servicios.
Hubo un tiempo en el cual las bibliografías anotadas eran un ejercicio que se solicitaba como tarea que ya hoy no se entiende. Eso no quiere decir que hayan desaparecido. Las bibliografías anotadas se encomiendan a especialistas para nutrir bases de datos. Estas personas, en algunos casos y en forma anónima, categorizan entradas bibliográficas y dan cuenta a las personas usuarias, a través de estrellitas muy a la manera de reseñas de cine o música, de la relevancia del artículo o libro que ha aparecido en la búsqueda que hemos propuesto al motor de la base de datos. Ejemplos de estos trabajos los encontramos en los catálogos bibliográficos de Library of Congress, en el menú amable de Jstor que nos interroga acerca de si queremos organizar los resultados de nuestra búsqueda por orden de relevancia, para citar tan sólo un par de ejemplos. Pero este libro no es una bibliografía anotada, pronto descubrí.
Valoré y agradecí enormemente el libro que hoy se presenta. Quizá, porque usé ficheros y aún me gusta hacer fichas, quizá porque empleo en el programa de formación de Jóvenes Investigadores del Instituto PENSAR el libro Salsa Dancing into the Social Sciences. Research in an Age of Info-glut de Kristin Luker (2008), un libro lleno de humor que nos invita a re-examinar los famosos pasos de todo proyecto de investigación con su marco teórico y cómo no, su bibliografía “estado del arte” y demás, valoro aún más el trabajo del equipo coordinado por Mauro Brigeiro: se trata de una tarea que en esta época sobrecargada de información, ha dado como resultado un documento que no es una entrada bibliográfica de referencias -el bit del dato- sino un documento que en cada entrada comentada alcanza el estatus de información experta.
El equipo no se amilanó ante la producción bibliográfica que sobre el tema y en los catorce años que comprende el estudio que su título anuncia, han producido entes gubernamentales, no gubernamentales y universidades.
Tal como nos lo recuerdan Maria Luiza Heilborn, Sergio Carrara y Horacio Sívori, quienes escriben las páginas liminares de presentación de La investigación sobre sexualidad en Colombia… la aparición del primer volumen de la Historia de la Sexualidadde Michel Foucault y el trabajo de John Gagnon –en realidad debería decirse el trabajo de John Gagnon y William Simon - quienes en 1973 revisan las estadísticas del famoso Informe Kinsey– dan inicio al caudal bibliográfico que desde la década de los 80 no ha cesado de crecer. El grupo de trabajo de este estudio, al fijar su fecha de inicio en 1990, toma una década más para comenzar su rastreo, década que quizá fue necesaria para aclimatar el tema de los estudios sobre sexualidad en nuestro país.
1976
Cito así las frases iniciales del volumen I de Historia de la Sexualidad, porque toda persona que trabaje en Género cita este trabajo de Foucault, a veces tal como lo hace la gente que trabaja en Literatura cuando cita “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” A veces también, para diferenciarse de la gente que todo lo que sabe de Literatura es ese sintagma, la gente de Literatura continúe hasta: “no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…”“Mucho tiempo habríamos soportado, y padeceríamos aún hoy, un régimen Victoriano. La gazmoñería imperial figuraría en el blasón de nuestra sexualidad retenida, muda, hipócrita…
Lo que no apunta a la generación o está trasfigurado por ella ya no tiene sitio ni ley. Tampoco verbo. Se encuentra a la vez expulsado, negado y reducido al silencio. No sólo no existe sino que no debe existir y se hará desaparecer a la menor manifestación —actos o palabras.”
Vamos ya hacia los 40 años de aparición del primer volumen de Historia de la sexualidad y no puedo dejar de hacer algunas cuentas: recordar, por ejemplo, que el programa que hoy nos invita a presentar el libro, comienza en 1994 cuando surge el Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo (PGMD) en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia a partir del grupo “Mujer y Sociedad.” Entre los estudios de Foucault y Gagnon y Simon y el Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo casi veinte años. Las miradas eran otras, los enfoques eran otros y cuánta falta hacían.
Cuando en 2001, el programa se institucionaliza como unidad académica en la Escuela de Estudios de Género, hay un reconocimiento que es también epistémico. Comenzamos a vernos más con colegas de la Escuela, porque en el Instituto PENSAR habíamos comenzado en 1999 a diseñar una intervención llamada Ciclo Rosa. Cito estos años porque si Ustedes adquieren y leen este libro, como espero que hagan, verán que la búsqueda del equipo investigador se basó en consulta de los catálogos electrónicos y en algunos casos los fondos bibliográficos mismos de Publindex, la biblioteca Central de la Universidad Nacional y el Fondo de Documentación de la Escuela de Género, la Javeriana, el Externado, los Andes, la Universidad del Valle y la Universidad de Antioquia, además de las instituciones mencionadas en el acápite deProcedimientos metodológicos del libro, para un total de catorce repositorios de información.
Las fechas citadas anteriormente, con las historias embebidas en ellas, también van a reflejarse en los descriptores empleados en la búsqueda y quiero proponerles un ejercicio de vuelta al pasado para tratar de imaginar si en 1980, estos habrían incluido:bisexualidad, heterosexualidad, masculinidad y pedofilia, para mencionar tan sólo cuatro de los veintisiete descriptores que el equipo acordó para la pesquisa.
Si Ustedes leen este libro, con el cuidado que merece, van a encontrar el caudal documental investigado, organizado en seis grandes capítulos. Y pareciera que la organización de los capítulos en sí misma nos cuenta una historia: la de cuándo los estudios de Género empiezan a incluir la categoría sexualidad, la de cuándo y cómo emerge la perspectiva de derechos sexuales y reproductivos, la historia de cómo la emergencia del sujeto político “joven” –prefiero dejarlo así y no como categoría–, va a interpelar a las Ciencias Sociales, la de cómo la movilidad humana que nos trae a Jano con su doble cara desplazamiento interno/migraciones va a impulsar estudios sobre trata de personas
. En sus capítulos de cierre el libro aborda la diversidad sexual y la prevención del VIH/SIDA. El cambio sobre una entidad clínica llamada VIH/SIDA, cambio que no necesariamente se refleja en la atención en algunos lugares del mundo, cambio mediante el cual el VIH/SIDA ya no es una enfermedad mortal sino una condición tratable, aparece en el libro. En honor a la verdad debo señalar que ese mismo desconocimiento del cambio que se da en ciertos lugares también se da en la realidad de nuestro país de siglas –como una que aun personalmente no descifro y me refiero a la sigla EPS, que sólo parece iniciar algún tipo de acción ante la llegada de un fallo de tutela–.
Gracias a Mauro Brigeiro y a su equipo por hacer este trabajo que tanto nos ayuda. Porque como todo juicioso análisis bibliográfico, cada uno de los capítulos nos va a poner de presente hacia dónde va la investigación en los grandes temas que aborda y qué vacíos investigativos se perciben. Esto último es quizá para mí, con mi manía de guiar a la gente del Semillero de Jóvenes en PENSAR hacia la búsqueda de sus propios espacios investigativos, invaluable.
Para terminar, y aunque quizá ya lo sepan, quisiera comentar que en días pasados el gobierno francés declaró tesoro nacional los archivos de Michel Foucault: “una amplia colección de más de 37.000 folletos, manuscritos y textos dactilografiados que cubren 40 años de trabajo del intelectual” decían las noticias. ¡Chapeau! Qué archivo para trabajar…
Al equipo, ojalá que pronto empiece la puesta al día con los trabajos de 2004 para acá, para poder ver los nombres de mis estudiantes, cosas de vieja, pensarán Ustedes, como es cosa de vieja querer que al proyectar el próximo balance bibliográfico lo hagan en una letra o tipo editorial un poco más grande, porque en el que está, pensé que necesitaba ya un cambio de gafas.
Ojalá que ese nuevo trabajo y este que hoy se entrega, estén pronto en red, con sus enlaces en hipervínculo a lo que se pueda y si la ley nos deja
* Doctora en literatura, profesora e investigadora del Instituto PENSAR de la Pontificia Universidad Javeriana.
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Por Carmen Millán de Benavides*