Color out of space (Richard Stanley, 2019. MALAY /PORT & USA): buen terror alienígena, bien filmado, mejor fotografiado y generando un todavía más sugerente misterio, adapta un relato lovecraftiano ya tímidamente visitado por el cine en los 60 y 80, y que recuerda, en algún que otro momento gore, a la gran La cosa, de Carpenter. Un meteorito impacta en el hogar de una familia, ejerciendo una influencia negativa en dicha familia y también en su entorno rural, o sea en animales y en la vegetación. De una factura técnica notable, su intrigante banda sonora ayuda al, en líneas generales, inspirado conjunto, inspiración que no le llegaba al director de Hardware, programado para matar… desde esta misma, allá por principios de los 90. Nicolas Cage está deliciosamente desatado hacia el final.