Color y luz para vender

Por Remediando @remediando
La tienda, el cliente y la marca tienen mucho que contarse entre ellos. En un escaparate elegimos la historia para explicar, de humor (que siempre funciona), de guiños a la nostalgia, al pasado feliz de los compradores, o a la actualidad. En periodos concretos el tema ya viene determinado, como en Navidad.
Para desarrollar una idea se da rienda suelta a la creatividad, sin perder de vista las técnicas del escaparatismo, como colocar el producto en el centro óptico de atracción, en el centro de nuestras miradas, posibles compradores.

Un escaparate tecnológico llamará la atención del público decorado con colores azules y blancos, se recomienda que tenga una luz fría. Los escaparates de ropa son recomendables con una luz media de beis y cremas; y las tiendas de alimentación una luz cálida (del naranja al rojo).
Con el color podemos transformar un escaparate en grande o pequeño, frío o cálido, llamativo o discreto. Por ejemplo a los ojos de los que miramos el escaparate, el color blanco agranda los espacios, el negro elimina perspectivas y el rojo se sale de la fachada de la tienda, súper-agranda.
La seducción en un escaparate se logra tanto por armonía como por contraste. Una joya puede exhibirse sobre una roca y un alimento sobre acero.
Los materiales para decorar el escaparate tienen implícita una carga emotiva: la frialdad de los metales, la calidez de la madera, la suavidad de la seda... Estos materiales provocan diversas sensaciones según las estaciones del año. Mientas el acero y el cristal dan la sensación de frescura en el verano, en invierno aumentan la sensación de frío.