En primer lugar, antes que empecéis algunos a afilar las hachas, quiero manifestar mi respeto a los que teníais ilusión olímpica. Yo mismo llegué a plantearme ir a ver pasar alguna competición gratis, que no andamos para derroches, como la maratón, aunque seguro de que serían muy capaces de vallar los 42 km para poder cobrar entradas. Pero, sobre todo, quiero expresar mi reconocimiento a los deportistas que seguirán malviviendo en soledad y abandono gracias a unas autoridades que ya no simularán interés alguno por el deporte base. Se lo que digo, he vivido la falta de ayudas y a no ser que seas un equipo de fútbol de primera división, es como si no existieses. Sólo van al colorín y las masas.
¿Podíamos costearlo?¿En qué cerebro, que no sea el espongiforme y maquiavélico de los trincadores oficiales, cabe gastar más si ya nos tienen fritos a impuestos y nos matan de hambre? ¿Alguno de
De saqueos de magnitudes bíblicas ya sabemos algo en Valencia, la Copa America o Fórmula 1 nos han dejado “para el arrastre”a base de comisiones de magnitudes Noos y reparto a la parentela de cargos con nóminas abultadas y nombres tan raros y largos que la tarjeta de visita es un cartoncito tamaño A4. Todo ello sin que, en realidad, reportase el “gran beneficio” anunciado a nosotros, los mortales. Se lo llevaron crudo ellos.
Mención aparte merece el nivel cutre de la delegación, en la que habían unos cuantos “susceptibles de imputación”, trescientos y pico representantes (menos mal que esta vez sin peinetas), hoteles megalujosos, aviones privados, pompa y fasto por doquier (sólo faltaron los elefantes). Esta claro que nos ha costado los dos ojos de la cara el “Relaxing cup of café con leche” de Botella, ella, en su mismidad, con cara de vendedora de teletienda. Menos mal que Zeus (ya que de olimpiadas hablamos) se cargó con un rayo la señal de la tele para evitarnos la horripilante visión de un grupo de gente con un aspecto de deportista de “sillónBall” que tira para atrás, incluida la regia Infanta Dª Pilar (quien esta vez sí se mezcló con la chusma), exponiendo las bondades de traer las olimpiadas a un país que agoniza en la miseria pero que está muy “relaxating with a cup of café con leche”. Muy spanish.
Dicho esto, y ya recuperados del porrazo que supone el quedar detrás de la capital de un país con la
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