Comanchería es una de esas películas diferentes que buscan presupuesto fuera de los circuitos habituales de Hollywood y que, por tanto, no suele conseguir mucho reconocimiento en los premios oficiales. Dirigido por David Mckenzie y protagonizado por dos hermanos de vida azarosa, interpretados por Chris Pine y Ben Foster, y por un ranger a punto de jubilarse, este largometraje es un western aplicado a la actualidad, con sus forajidos, su sheriff y sus indios. Y un enemigo común: los bancos.
Cartel oficial de Comanchería, que consiguió una nominación a la Mejor Película en la última edición de los Oscar.
Eso es lo que significa Comanchería, “enemigo de todos”. Quizás a un estadounidense no le guste mucho el habitante medio que puebla los núcleos rurales que protagonizan la película o puede que sea al contrario, no en vano esta es la América que Trump llamó a las urnas y resultó más numerosa de lo que el resto del mundo pensaba. Tal vez el Estados Unidos de hoy se parezca más de lo que quiere al Lejano Oeste.
También el cine español tuvo su propia venganza a los bancos y su actuación durante esta crisis económica, con El Desconocido, película protagonizada por Luis Tosar y Javier Gutiérrez, que, más allá de la acción, profundizaba en el drama social de los embargos y la pérdida de hogares, pero también en el papel que han jugado en este proceso los propios trabajadores y consejeros de administración de los bancos. Son dos visiones desde dos culturas económicas y sociales diferentes pero, tal como dirían los comanches, con un punto en común: ese “enemigo de todos”, un sistema que los propios ciudadanos, muchos de ellos víctimas de la crisis y la falta de trabajo, han tenido que rescatar, y cuya paciencia se acaba.