Comemos mal y lo sabes

Por Mayriel

1. La señal más inmediata es el mal aliento. Puede que aparezca un día puntual por algo que has comido, pero si persiste durante más de un par de días es que algo ha cambiado en tu alimentación y tu cuerpo te está diciendo que lo arregles.

2. Problemas con el sueño. Normalmente el sueño también se ve afectado por la mala alimentación. Por ejemplo, si consumes mucho azúcar dormirás mal o sudarás mucho por la noche, porque tu cuerpo intentará expulsar el azúcar a través del sudor. Para despertarse bien empapado.

3. Siguiendo con el tema de despertar, otra señal de que estás comiendo mal es la sensación de agotamiento que sientes cuando te levantas, aunque hayas dormido como un bebé.

4. Uñas y pelo. ¿Se te rompen las uñas con solo mirarlas? ¿Tu pelo tiene un aspecto opaco o quebradizo? Hay que comer más vegetales y vitaminas. Esto de alimentarte solamente con pizza y productos precocinados te está costando la salud y la belleza.

5. Estreñimiento. Nuestro cuerpo es una máquina perfecta y necesita equilibrio para funcionar. El estreñimiento es una clara señal de falta de fibra y, aparte de una sensación poco agradable, a la larga puede provocar problemas más graves.

6. Gases. Este tipo de alarma que te envía tu cuerpo puede ser debido a una mala alimentación, como por ejemplo el consumo excesivo de quesos que fermentan en tu estómago, o bien al hecho de que comas muy deprisa, engullendo comida sí, pero también aire que luego tu cuerpo tiene que expulsar por algún lado. Come mejor y… más despacio.

7. Irritabilidad. Aquellas rabietas repentinas que te dejan en evidencia con tus seres queridos, tal vez no se deban necesariamente a tu mal carácter. Puede que tu mala alimentación te esté provocando cambios de humor.

8. Hematomas. Puede que seas especialmente torpe, pero si notas hematomas en tu cuerpo que te has provocado con un pequeño golpe o si ves que tarda más de la cuenta en desaparecer, probablemente deberías cuidar más tu alimentación y pedir una analítica a tu médico.

9. Antojos. ¿Tienes hambre todo el tiempo? Puede ser ansiedad, o puede que tu aporte calórico diario no cubra tus necesidades. Comer poco no es necesariamente sinónimo de comer bien.

10. Resfriados frecuentes. Una alimentación poco equilibrada puede provocar que te enfermes cada vez que sople el aire o que cojas el metro. Es probable que tus defensas estén bajas por tu mala alimentación.