Creo que el problema de los Ayuntamientos, e iría más allá, el de la política en general y los políticos en particular, es que el uso que hacen de las redes sociales es cláramente electoralista y por intereses partidistas y personales, saltándose a la torera la Constitución, que dice bien claro que la Administración pública está para servir al ciudadano.
La actitud normal sería tener funcionarios preparados, resolviendo dudas y solventando problemas por las redes sociales, pero claro, esto sería cumplir con otro princpio de la administración que no existe, aunque venga en las leyes, que el de transparencia de la gestión.