Comentario sobre la enseñanza católica de la salvación por gracia.

Por Diegoserranomx
Creo que esta cita (ver abajo) del Papa Francisco de su Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” expone perfectamente lo que enseña la Iglesia sobre la salvación por la gracia, como un don de Dios.
La publico porque un gran sector del protestantismo afirma, ya sea por ignorancia de lo que enseña realmente la fe católica, o por una mala intención, que el catolicismo predica una “salvación por obras”, lo cual sería una negación de la Gracia Divina. Así, según los protestantes, los católicos intentan salvarse “por sus propios méritos y esfuerzos humanos”, haciendo insuficiente la acción de Dios por medio del sacrificio propiciatorio de Jesucristo en la cruz.
Esa es una absoluta y grotesca tergiversación de la doctrina católica; la Iglesia católica siempre enseñó, desde el siglo I y hasta nuestros días, que la salvación del ser humano ES POR GRACIA (o sea, por el DON GRATUITO de la Misericordia de Dios). Si los hombres tenemos la esperanza de la vida eterna, es porque Dios decidió salvarnos a través de la acción redentora de Cristo que nos ha abierto las puertas del cielo y nos ha reconciliado con el Padre. Pero esto no significa que el hombre, rescatado gratuitamente por el mérito de Jesús, pueda quedarse sin responder al rescate que se le ha otorgado conformando su vida a la voluntad de Dios (y la voluntad de Dios es que amemos al prójimo, amor que se expresa en obras, no en palabras), y como si ya no tuviera la responsabilidad y el deber de combatir contra su concupiscencia que en todo momento, por más hombre de fe que sea, le acechará (por eso san Pablo en su epístola a los Gálatas previene contra las obras de la carne, las cuales deben ser “sofocadas” con la guía del Espíritu).
De ahí el “mérito” del hombre, conformar sus obras y acciones a Dios y dejar que su voluntad sea guiada y asistida por la gracia sin la cual no podemos perseverar hasta el fin.

Alfredo Rodríguez
Cita del Papa Francisco: 
«La salvación que Dios nos ofrece es obra de su misericordia. No hay acciones humanas, por más buenas que sean, que nos hagan merecer un don tan grande. Dios, por pura gracia, nos atrae para unirnos a Sí. Él envía su Espíritu a nuestros corazones para hacernos sus hijos, para transformarnos y para volvernos capaces de responder con nuestra vida a ese amor.»
Evangelii Gaudium.