Un cambio de política no significa cambio de ideología, y en la liga de primera división, también, “nosotros” puede más. Lo grupal es una máquina productora, también, de fútbol.
Gran partido de fútbol: Barcelona- Villareal.
Intenso duelo: Sporting- Real Madrid.
Si la vida no es de nadie y, la vida sólo se puede vivir y, vivir será jugar, entonces hay equipos que jugando al fútbol generan, como el arte, humanidad.
En el siglo XX, fracasaron todas las revoluciones, en todas hubo prepotencia, endiosamiento y, sabemos que: el que repita lo hecho no lo conseguirá. Revolucionar un club de fútbol, proponiendo una moral: conmigo o contra mí, aunque triunfe, no modificará nada. Oporto, Chelsea e Inter son ejemplos.
El Real Madrid, durante el siglo XX, fue nombrado el mejor club de fútbol. Y generar envidias no estaba permitido en el club merengue, un club señor que cuando pierde da la mano.
Con estas consideraciones, que tienen destinatario, nada auguramos pero si queremos rescatar que: la pasión se produce entre las ideas, entre las personas y la ambivalencia de los afectos: el odio y amor desmesurados son infantiles, tanto como las conductas, acciones y frases de algunos “profesionales”, más cercana a religiones personales que a proyectos sociales y deportivos.
Modificar no es transformar; unas vacaciones, un masaje o unas declaraciones también producen cambios pero nada transforman. Por eso felicitamos a instituciones deportivas como el Villareal, el Sporting y el Barcelona.