Así que nada mejor para estos días de frío y nieve que una buena lectura (espero), mantita y un té bien calentito. Os dejo con el comienzo:
“Habían pasado casi dos años desde la última vez que vi a Santiago Biralbo, pero cuando volví a encontrarme con él, a medianoche, en la barra del Metropolitano, hubo en nuestro mutuo saludo la misma falta de énfasis que si hubiéramos estado bebiendo juntos la noche anterior, no en Madrid, sino en San Sebastián, en el bar de Floro Bloom, donde él había estado tocando durante una larga temporada”.
¿Habéis leído esta obra o alguna otra de Muñoz Molina?
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