De acuerdo al estudio que llevaron a cabo los investigadores italianos, ensayando con ratones, el restringir las calorías se asocia no solo con la longevidad, sino que afina las capacidades cognitivas y reduce el comportamiento agresivo. Pero lo más sorprendente en este experimento fue el comprobar que el cerebro de los roedores que fueron sometidos a una rigurosa dieta, se mantenía notablemente más joven que el del resto.
Pero el logro más significativo que consiguió este equipo de científicos, fue la identificación de una molécula específica que se activa con la restricción de calorías y que desempeña un rol fundamental en la dinámica cerebral. Se trata de la CREB1, la cual activa genes ligados a la longevidad y a un funcionamiento más eficiente del cerebro, además de que ayuda a regular la memoria, el aprendizaje, y el control de la ansiedad. Y si bien la CREB1 ya había sido detectada, hasta ahora se ignoraba la correlación directa entre las dietas y su estimulación.
Pero más allá de hacer un llamado científico a retomar la nefasta moda de la anorexia, este hallazgo nos remite mucho más al plano de los ayunos místicos, practicados en diversas religiones, y pudiese ser aprovechado, responsablemente, como una herramienta para refinar nuestros procesos cognitivos.