Revista Cultura y Ocio

Comer piedras y otros absurdos sobre sintiencia animal

Publicado el 14 marzo 2017 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Stefano Mancuso es profesor asociado de la Universidad de Florencia, pero no es lingüista. Quizá por ello tuvo tan pocos reparos en crear un laboratorio de «neurobiología vegetal». En el microcosmos académico, el término puede tener sentido, ya que hace referencias a las técnicas aplicadas para el estudio de las plantas, cuyos procesos de análisis son muy similares si atendemos al modo en el que viajan las señales eléctricas de estos organismos.

Sin embargo, «neurobiología» también descontextualiza, porque no hay nervios, ni neuronas, ni sistema nervioso central a través del cual sufrir y vivir experiencias placenteras y dolorosas. No hay nada de eso, pero Mancuso, como Jack Schultz, se desmarcan a través de una corriente francamente provocativa dentro de la biología.

Comer piedras y otros absurdos sobre sintiencia animalUn ejemplar de Shiba Inu que parece (muy) alegre.

En su interior, hay un concepto clave que sigue dormido. «¡Imagínate que las plantas sienten! ¡A ver qué come un vegano!», y risas. Pero no es complicado darle la vuelta a la tortilla —o a la omelette con harina de garbanzos—  e imaginar qué papel tiene la sintiencia (sentience, en inglés) en todo esto.

-Me ha llamado la atención el término “neurobiología” vegetal. ¿Significa esto que las plantas tienen un sistema nervioso?

-No. Ese término nació para indicar que en el ámbito vegetal se pueden aplicar las mismas técnicas que en las neurociencias. Las plantas no tienes neuronas, ni nervios, pero si consideramos que las neuronas del cerebro de los animales son células que producen y transportan señales eléctricas, en las plantas la mayoría de las células ejercen este tipo de función. Y si nos fijamos en la raíz, vemos que hay una producción mayor que en el resto de la planta de células que transmiten señales eléctricas, por lo que sí que hay similitudes entre los dos reinos.

Fragmento de la entrevista a Stefano Mancuso en ABC 20/03/2015

La ciencia ha demostrado que para sentir debes ser consciente de lo que ocurre a tu alrededor (Ética Animal, 2012); entonces, puedes experimentar qué te sucede en un contexto determinado y, por ende, eres capaz de tener experiencias positivas y negativas. Bajo esta definición, se enmarca uno de los principales estandartes que restringe el especismo al reino animal y obvia, con razón, al vegetal.

En este caso, no sabemos si las plantas sufren, pero todo lo que sabemos de las plantas, nos hace imposible probar empíricamente ningún tipo de sufrimiento, y todo lo que sabemos de los animales, nos demuestra que un ser sintiente solo podrá ser aquel individuo con sistema nervioso central, constituido por el encéfalo y la médula espinal.

Comer piedras y otros absurdos sobre sintiencia animalViñeta sobre la sintiencia animal de Gallus Gallus.

Dicho esto, ¡qué liberador sería para algunos pensar que aquellos que no querían hacer sufrir a otros seres —y que, socialmente, a menudo nos muestran como individuos radicales que se creen mejores que el resto—, son tan cómplices del perjuicio a terceros como cualquiera! Pero aquí, la ciencia no parece alcanzar para justificar este perverso argumento.

Así, siguiendo la misma línea en la que trabajo actualmente, no vamos a juzgar a nadie: hay (muchas) personas que piensan que el sufrimiento de un animal está justificado para su propia supervivencia, alimentación o comodidad, y otras (muchas) que no lo ven así; de cualquier modo, la sintiencia supone sufrimiento, e ignorarla, a su vez, especismo; algo que no podemos relacionar directamente con el uso de plantas.

¿Sienten dolor?

-Las plantas están diseñadas para ser comidas y el dolor es un mecanismo de defensa de los animales para huir del peligro. Las plantas no pueden moverse. No creo que sientan dolor, pero no hay evidencias en un sentido u otro.

Fragmento de la entrevista a Stefano Mancuso en ABC 20/03/2015

Aquí, pues, entra en juego otro concepto clave: la inteligencia. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que cualquier ser «sintiente» cuenta con inteligencia, si bien queda para el debate saber cuántos tipos de inteligencia existen[1] y cuánto pesa nuestra subjetiva definición de inteligencia humana. Por supuesto, este es un campo nuevo en el que no hace mucho que hemos empezado a ahondar, pero que nos demuestra cuán conectados están tres conceptos que hemos empezado a no restringir únicamente a nuestra especie, como individualidad, inteligencia y sintiencia, y que han hecho que muchas personas nos replanteemos nuestra relación con otros seres vivos y con el entorno.


[1] No podemos obviar que, hasta hace pocas décadas, no se habían aceptado los múltiples tipos de inteligencia de los que hablaban Raymond CatellCharles Spearman o Howard Gardner, y mucho menos se han adaptado estas a nuestras sociedades modernas.

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