Comic Review…por César del Campo de Acuña
Jim Hawkins: El testamento de Flint de Sébastien Vastra
No sé cuántas veces he dicho o he escrito que mi libro preferido es La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. ¿Motivos? Fue la novela que me convirtió en un lector, independientemente del medio, impenitente. Fíjense si sentía devoción por la obra publicada por Stevenson originalmente en la revista infantil Young Folks, entre 1881 y 1882, que durante muchos años la leía cada verano. Lo gracioso es que mi especial inclinación hacia la historia firmada en un principio por el Capitán George North (seudónimo que el propio Stevenson escogió) no empieza en El viejo bucanero y termina en El capitán Silver (primera y última parte del escrito). No. Del mismo modo que me ocurre con Cuento de Navidad de Charles Dickens, colecciono cuanta adaptación basada en La Isla del tesoro es detectada por mi radar. Una de las que más despertó mi interés, en cuanto conocí su existencia, fue Jim Hawkins: El testamento de Flint comic en el que su autor, Sebastien Vastra, haciéndose cargo de todos los elementos que dan forma a la obra (dibujo, guion, color y entintado), convierte a los personajes de Stevenson en animales antropomórficos mientras cuentan la primera parte del libro y buena parte de El cocinero de a bordo.
El ganador del premio al mejor dibujo en el Festival de la bd de Chambéry se embarca en una serie en la que, como ya he mencionado, por medio de animales antropomórficos contara la inmortal y probablemente mejor novela de aventuras de corte juvenil jamás escrita. Evidentemente Vastra no se limita únicamente a ir parte por parte, capitulo a capitulo, transformando las palabras de Stevenson al dibujo. El autor no solo adapta con profundo respeto el material original, sino que además añade elementos de su propia cosecha que suman al conjunto otorgando mayor personalidad y dimensión a los personajes. A fin de cuentas son medios de comunicación diferentes y los códigos de la novela no funcionan para con el comic y viceversa por lo que una serie de concesiones son más que bien recibidas. Agiles, necesarias e idóneas para el medio como por ejemplo la decoración de la habitación del protagonista (llena de elementos que representan los anhelos del joven Hawkins por navegar) o el hecho de que la mayor parte de los piratas estén representados por animales que consideramos peligrosos (como perros de presa o mandriles) o desagradables (aves carroñeras, roedores o cerdos).
El dibujo es una maravilla. Recuerda, tanto por la calidad como por la representación de los personajes, al fantástico trabajo realizado por Juanjo Guarnido en Black Sad, aunque menos duro en sus líneas. La historia está narrada de manera accesible gracias a unas composiciones de páginas agiles y vistosas en las que la acción de las figuras es dinámica y fluida. Es cierto que, en algunos paneles, escasean los fondos y en otros los detalles pueden llegar a resultar abrumadoramente abundantes (como los de la taberna de Kong John Silver) pero, teniendo en cuenta que nos encontramos ante una primera obra como autor total por parte de Sebastien Vastra esa pequeña menudencia queda relegada al espacio de pequeña anotación a pie de página. Por otro lado, merece la pena destacar que el autor no se limita a representar a sus personajes con el repertorio de animales habituales, sino que arriesga con todo tipo de especies en viñetas cargadas de personalidad gracias a su presencia (como la malhumorada ballena con la que Jim Hawkins se topa en el puerto de Bristol) en las que los lectores podrán perderse tratando de identificar a todas y cada una de las criaturas que las pueblan.
Evidentemente, y como no podía ser de otra forma, no encontramos ante un comic de aventuras cargado del romanticismo inherente a la ficción pirata por lo que, como la novela en la que se basa, resulta ideal para grumetillos. Pero, ojo al parche marineros, no crean que porque sea especialmente recomendable para mozalbetes que se embarcan por primera vez para navegar sobre viñetas no hay nada en sus páginas que los viejos lobos de mar, familiarizados o no con el trabajo de Stevenson, puedan llamar nuevo. Vastra, como capitán de esta empresa, conoce a quien dirige su obra y sumado a las pequeñas concesiones realizadas para con el texto original añade algo más de mordiente a la acción mostrando el final del corte y pavorosas escenas en las que relata las crueldades que el sanguinario Flint realizaba sobre aquellos que tenían la poca fortuna de acabar a tiro de sus cañones. Tampoco esperen un baño de sangre marineros de agua dulce, porque si es así estarán herrando el tiro ya que, si bien es cierto que las manos tras Jim Hawkins: El testamento de Flint han dado más garra a los personajes no esperen que estos se comporten como bestias.
Yermo Ediciones, con buen tino, apuesta por una obra que homenajea de manera sobresaliente la inmortal novela de Robert Louis Stevenson, añadiendo elementos que suman a un conjunto que se antoja algo corto por tan siquiera ser capaz de contar un cuarto de la historia original publicada por entregas hace más de 130 años. Extraordinariamente agradecida de leer, la primera obra como autor total de Sebastien Vastra es una promesa de aventuras dentro de una aventura que destroza la monotonía de un joven que ansía protagonizarlas y todos los que hemos disfrutado de esa maravilla que es la lectura podemos sentirnos fácilmente identificados con el protagonista de esta singularísima adaptación. La he disfrutado enormemente y créanme cuando les dijo que como eterno lector de La isla del tesoro no le he encontrado ningún pero a la traslación del medio original al comic. Ardo en deseos de poder leer el segundo volumen de una colección (que se antoja larga por los tiempos de producción del autor) para enfrentarme al dibujo de Vastra en localizaciones más exóticas y sobre un mar de olas de plata y azul. Una adaptación maravillosa y acertada que no defraudara a ningún admirador del texto original.
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