[Cómic] Tu primera vez con Constantine en Hellblazer

Publicado el 09 junio 2014 por Despiram @FrikArteWeb

[Cómic] Tu primera vez con Constantine en Hellblazer


ToolAlias 9 junio, 2014 0

“Soy yo… John.
John Constantine.”

Portada

Alto. Agarradle de la chupa de cuero y encendedle otro cigarrillo a este caballero. Este no es el principio de su historia. No es Jamie Delano su creador, ni fue John Ridgway el primero en dibujarle esa media sonrisa de sarcasmo y ese rostro oculto tras las manos al encenderse un cigarrillo. No. Debemos irnos un poco más hacia atrás. Esta frase a lo James Bond no podría presentar a tal personaje tan peculiar, debía de ser Alan Moore en 1982 con el #37 de Swamp Thing quien dijese: “Le contaré vuestra aventurilla a la gente para la que trabaja. Tengo muy mala leche, colega. Lo sabe todo le mundo” Ahora sí que podemos presentar a este hijo de la grandísima como es debido.

El primer número de Jaime Delano, que inicia la saga de Hellblazer (trescientos números en total) se publica seis años después de Alan Moore, en 1988 bajo el título de “Hunger”. Mención especial tiene la portada, al cargo de Dave Mckean (Sandman, Batman: Arkham Asylum)

La curiosidad mató al gato. El mito de la caja de Pandora, o mejor aún, la manzana de Adán y Eva es la que inicia este cómic. Henry Wambach comienza este arco argumental molestando a unos bichos – he dicho bichos, sí -. Moscas: viñetas plagadas de ellas y nuestro amigo Henry con un profundo vacío: hambre. Pero no de cualquiera: un hambre insaciable que forma en su estómago un agujero sin fondo. Cerrarlo es imposible. Se extiende a medida que avanza hasta acabar con él. Es el fin de Henry Wambach, pero lo que ha liberado no se irá con él y se extenderá por Londres.

Ah sí, Londres. Esa gran ciudad que Constantine empieza a describir con un olor a vómito y náusea en un frío Noviembre. En pocas viñetas realiza el retrato de una ciudad enferma, muerta, a la que vuelve cansado, deshecho.
Pero no podrá relajarse mucho. En su piso, Gary Lester, un amigo. Su rastro le delata: drogas y suciedad por el piso, y de nuevo insectos. Moscas. “La naturaleza reclama lo suyo”. De aquí en adelante, la narración se vuelve sobresaliente para mostrar el Londres de Constantine. Leerle en primera persona ha sido un acierto, sin duda, ya que se puede sentir de cerca esa atmósfera putrefacta y decadente que le rodea. No olvidemos que Constantine está ambientada con Margaret Tacher al frente (1979 – 1990) donde se produjeron una serie de huelgas debido al desempleo y la privatización de la mayoría de los sectores. En este aspecto, el cómic lo muestra con pequeños detalles como prostitutas, drogadictos y grafitis reivindicadores. De hecho, el segundo arco argumental se centra más en estos aspectos.

A veces resulta sorprendente cómo una persona como Constantine – un capullo de cuidado que vende a sus amigos para su propio interés – pueda tener un amigo como Chas quien acude a su llamada. … es un cabrón con suerte.
Empieza el show. Empieza la historia de Mnemoth, un demonio que sólo ha tenido su presencia en este número. La verdad es que es un personaje al que sólo Constantine podría enfrentarse. Comienza la historia de Lester en Marruecos y cómo metió la pata juntando cosas que no debía.
Newscastle. Recordad esa palabra. Es esencial. Ya entenderéis por qué, pero hizo un antes y después en en la vida de Constantine.

Lester

Un exorcismo hacer salir a Mnemoth de entre las carnes de un chico y ahí Gary Lester dice una de mis frases favoritas de este número “Lo atrapé, John. Atrapé al demonio en una botella” Pero los colores del interior de la botella le llaman. A pesar de que todos somos unos yonkis en nuestro interior, el nuestro parece resistir la tentación, pero Mnemoth tiene fuerza y Lester va a tener que recurrir a su amigo quien – como de costumbre – no está para cuando le necesitan. Sólo queda enviarlo por correo hasta él. Exacto. Por correo. Nuestra caja de Pandora del principio.
Constantine va a tener que emplearse a fondo. Tan a fondo que tendrá incluso que consultar a grandes magos centrados en magia oscura. A partir de aquí nuestro querido protagonista va a intentar salvarse el culo, nada más. Empezará a verse lo bajo que es capaz de caer y los primeros contactos más sobrenaturales más allá de una plaga de bichos.

Uno de los momentos mejor conseguidos es el contacto de Constantine con el chamán de África quien puede enseñarle lo que ese demonio es capaz de hacer.

En la mayoría de estos momentos sobrenaturales, John Ridgway tiene la costumbre de usar la doble página a sangre, sin ningún esquema o encuadre donde predominan figuras superpuestas y una narración potente, centrada en las sensaciones más que en las visiones. Un buen trabajo en equipo.

Ya en Nueva York Constantine acudirá junto con Lester a Papá Medianoche, chamán de Manhattan. Dejan entrever que alguna que otra vez se encontraron. Sus diferencias quedan en  segundo plano cuando se recuerda lo que se les viene encima: Mnemoth está al acecho devorando todo lo que encuentra en su paso por ahora por la ciudad. Las diferencias se dejan atrás, pero no todo es lo que parece. Aún así el show debe continuar y exige sacrificios.

Un paseo nocturno por la ciudad pone melancólico a cualquiera. Constantine no se escapa: aparece Emma, pero tan sólo es un recuerdo. Un recuerdo o cómo dijo una vez: “un fantasma de la profesión” Emma murió hace un tiempo (algo que se dice desde la primera viñeta, descuidad) y pasarse por su piso le trae un poco de cabeza.

¿Habías captado ya cómo de sucio y bajo puede llegar a ser nuestro querido protagonista? Aún puede mejorarlo.

A medida que se acerca el enfrentamiento contra Mnemoth, otras fuerzas naturales están dispuestas a hacerle pasar a nuestro mago un purgatorio interior pues empezarán a aparecer viejos amigos y amantes.

Emma, Constantine

Otro aspecto destacable de la narrativa es su prosa que pretende ser poética por las imágenes que otorga a donde a veces el dibujo no llega, pero sí complementa. Justo casi al final de este arco, es donde alcanza su punto álgido. Todo parece sacado de un sueño de Constantine la mañana previa al enfrentamiento. Despertar es casi igual de cruel que el propio sueño. Comienza el cara a cara, Constantine contra Mnemoth ayudado de Medianoche y Lester. … pero controlar a los demonios requiere un gran poder y estar dispuesto a perder algo de cordura y algo más a lo que John Constantine está acostumbrado, aunque es esto último lo que hace de nuestro mago un verdadero hijo de puta. Un bastardo. Pero un bastardo encantador, al fin y al cabo.

Este primer número es la base de la psique del personaje. Fundamental para entenderle a pesar que deja cosas sin resolver que se irán recuperando en números siguientes, pero es su lenguaje, su comportamiento casi inhumano lo que le hace tan característico. No olvidemos que es uno de los mejores antihéroes del sello de Vértigo y quizás de toda DC.

Y bueno, “si no te gusta el chiste, no te hagas del club.”

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