También Tor, el cavernícola creado en 1953 por Norman Maurer y Joe Kubert, se cruzó con algún cocodrilo en sus aventuras. Concretamente, en 1975 se dio un baño junto a Phytosaurus, el taxón del que reciben el nombre los fitosaurios, también conocidos como Parasuchia, arcosaurios triásicos relacionados con los cocodrilos que podían llegar a alcanzar los doce metros de longitud. A diferencia de los cocodrilos, estos reptiles tenían las fosas nasales cerca de los ojos.
En “To Save the Savage Land” (1988), Chris Claremont y John Byrne internan a la Patrulla-X en la siempre entretenida Tierra Salvaje, patria de Ka-Zar, donde aparte de disfrutar de un puñado de simpáticos dinos, Tormenta hará amistad con este tímido animalito que sólo quiere ir donde no haya gente. Aunque una cartela posterior se refiere a la criatura como “dinosaur”, nos parece que su aspecto es más bien de cocodriliano.
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[1] Se estima que pudo llegar a medir quince metros de longitud, con un peso de nueve toneladas.[2] Estaría relacionada con la moda de tener caimanes como mascota, de la que algunas familias se habrían acabado cansando, arrojándolas por el inodoro (¿?). Parece que algún animalico podría haber sobrevivido hasta llegar al sistema de alcantarillado público donde se habría alimentado de roedores. La leyenda ha dado para varios relatos y novelas. Fuente: Wikipedia.[3] Versaba sobre los descubrimientos paleontológicos y, a partir del número #43, se dedicó a mostrar “Un día en la vida de” algunos dinosaurios.[4] Aquí (y en Latinoamérica) la comercializó Planeta DeAgostini con el título Dinosaurios y la leyenda “Descubre los gigantes del mundo prehistórico”.