Antes de nada, si quieres conocer esta ciudad, te aconsejo que como mínimo dediques un fin de semana, te servirá para una primera toma de contacto y así para una segunda visita tendrás las ideas más claras de sitios que visitar.
Pero como se trata de ir tranquilo y relajado lo suyo es marcarse unos objetivos, así que empecé con los más típicos como son visitar La Catedral, El Huerto de Calixto y Melibea, La Casa Lis, La Plaza Mayor, contar las viñas que hay en la ciudad y buscar la rana la portada de La Universidad y el astronauta de La Catedral, y dejaré para otras ocasiones las visitas menos turísticas.
Pero al margen de la visita turística, el lugar elegido para dormir estos días fue el Hotel Casino del Tormes, un hotel en la rivera del río Tormes, junto al antiguo molino, el puente romano y la ermita de los peregrinos, pero luego hablaré de su restaurante.
Ya que la gastronomía de Salamanca está influenciada por sus embutidos, precedido por el Jamón bellotero de Guijuelo, o “Jamón de Salamanca”, y lo más típico es el hornazo, la chanfaina, el cochinillo al fuego, y entre sus dulces los chochos y el bollo maimón; quería sitios que los sirvieran o presentaran alternativas no tan típicas.
Para la primera noche para cenar, la elección fue Doze, un bar-restaurante de cocina moderna y Gin club, relativamente nuevo, en pleno casco antiguo en la C/ Isla de la Rua 3, a medio camino entre La Catedral y La Plaza Mayor. Con una extensa bodega, tapas, cócteles y cafés, fue la elegida sobre todo por tener una selección de platos mediterráneos elaborados con tintes creativos y sabores nuevos y llamativos.
La elección final fue una variedad de tapas de su carta de “Tapeo Diferente”, con Bolsita de foie, cebolla caramelizada y queso de cabra, Gambas en tempura con salsa atirillaki, Patatas meneadas con torreznos y foie, Ravioli relleno de gamba y vieira con salsa de mostaza a las finas hierbas y Tosta de Micuit y mermelada de violetas, todo ello acompañando de un copa de vino tinto de Rivera del Duero (como servían por copas no me quedé con el nombre del vino, pero si que acompañaba muy bien a las tapas, al ser un vino joven 100% tempranillo de Rivera del Duero).
Al día siguiente, después de un gran desayuno en el Hotel, ya que había buffet libre, tocaba hacer turismo histórico, donde La Casa Lis fue el primer destino, un palacete modernista donde encontrarás el Museo de Art Nouveau y Art Déco de la ciudad, con una colección modernista impresionante ambientada en un edificio que te transporta en el tiempo a principios de 1900. Después tocaba visitar La Catedral, que la verdad poco o mucho se puede decir, ya que lo mejor es verla personalmente.
La elección para comer fueron las tapas MacMontero 2010, Muslito de pollo con tempura de patatas fritas, Morcilla glaseada con foie (buenísimo) y un Burrito de Otoño 2011 acompañado esta vez por un refresco aunque según me comentaron tenían una gran selección de vinos. Pero todo esto y más lo dejo para la semana que viene, ya que se merece un artículo propio.
Después de tan suculenta comida había que continuar la visita, pero nada mejor que primero tomar un café con un helado artesano en uno de los bares de La Plaza Mayor, de los que después de ver unos y otros, no destaco ninguno, ya que estaban todos enfocados al turismo.
Y ahora ya si que tocó seguir con la visita al caso antiguo de la ciudad, un largo recorrido, muchas fotos y una tarde muy apacible, que al no tratarse este reportaje sobre viajes y turismo, omitiré mis impresiones, pero que te recomiendo realizar personalmente ya que vale la pena recorrer las calles, ver y visitar los magníficos edificios, sabiendo que el pasar de los siglos de historia que han visto y de personalidades que han recorrido esas calles.
Para cenar, lo mejor fue quedarse en el restaurante del Hotel Casino del Tormes, para así no tener ninguna prisa, y así fue, dado que la cena se eternizó más de lo esperado. Como aperitivo, para abrir el apetito, sirvieron aceite Oleo de Padua con pan, algo básico pero que sirvió para conocer este aceite (del que no pude comprar ninguna botella para algún maridaje, pero que espero encontrar en la próxima ocasión que vuelva), luego la elección fue Carrillera Morucha y Hamburguesa de Ciervo acompañado de un vino tinto Viña Alberdi selección especial de 2001 (un vino con crianza riojano monovarietal tempranillo ideal con los platos elegidos) y de postre un surtido “casino”.
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