Me ha encantado este dibujo de Fano, que sintetiza perfectamente las cuatro semanas previas al nacimiento de Jesús de Nazaret, hablamos del Adviento. Hoy 30 de noviembre comienza nuestro camino para conmemorar un año más el nacimiento del Niño Dios.
Como aquel ángel a los pastores, el sacerdote en la misa de hoy nos anuncia que va a nacer el Rey de los Cielos, que viene de camino el salvador, y ahí hemos de pararnos.
Nuestras vidas aceleradas por el estress, el trabajo fuera de casa, los hijos, el hogar, los almuerzos, los pequeños problemas diarios, esas averías que llegan en el momento más desafortunados, casi no nos dejan tiempo para ese ratito de oración tan necesario con Dios Nuestro Padre y María Nuestra Madre.
Y una vez más, el calendario nos da esa oportunidad, un nuevo intento de prepararnos para el Nacimiento de Jesús de Nazaret, una nueva ocasión para preparar nuestro corazón y que éste sea la cunita más mullida y tierna para recibir al Niño Dios.
Me encanta la Navidad, y cuando el Adviento llega, no puedo evitar sentir felicidad. Me da mucha pena toda esa gente que pone cartelitos en sus muros de las redes sociales diciendo que cerraría los ojos el 23 y los abriría el día 7, y es que la Navidad no es solo luces, compras, y cenas, la Navidad no es consumismo, ni son regalos caros, ni comidas copiosas que después nos hacen tener que ponernos a dieta.
En Navidad no hay que presumir de menús, ni de abrigos, tampoco de grandes regalos, aunque no lo neguemos, a nadie le amarga un dulce, para mi la Navidad es un tiempo para disfrutar en familia, en casa con los villancicos, moviendo las figuritas del Belén con Blanca, poniendo adornos, es el calor de una mantita que cubre todo el sofá con toda la familia acurrucada, es salir a la calle y ver belenes, las calles llenas de luces, y es un tiempo de compartir, de compartir tu tiempo, valga la redundancia con los que más quieres, son días de cocineo, de comerte el coco sobre que menú puedes hacer, son días de recordar a los que se fueron, alegrándonos de todo lo bueno que nos dejaron aquí, de todas las cosas que nos transmitieron, pero sobre todo es tiempo para reflexionar, para rezar en familia.
Así que el Adviento, es un tiempo de ilusión, un tiempo de espera, un tiempo para pensar y reflexionar, un tiempo para vivir con alegría porque un año más Dios nos permite vivir el mayor acontecimiento en la historia del hombre después de la propia creación, la llegada de Jesús al Mundo.