Con mi viejo libro de la Odisea
Posiblemente, “La Odisea” sea el primer relato de viaje del que se tenga cuenta en el mundo occidental.
Básicamente, expone las aventuras de Ulises, héroe griego de la conquista de Troya, en su viaje de retorno al Reino de Ítaca una vez finalizada dicha guerra, repleto de anécdotas sobre lugares desconocidos y sucesos increíbles.
¡Hoy empieza mi propia odisea!
No es que espere cruzarme con cíclopes, sirenas o ninfas (parecería que por suerte, todas esas especies se extinguieron hace unos cuantos años) pero en verdad, no se claramente con que me voy a encontrar.
Y quizás ese es uno de los principales motivos que me lleva a embarcarme en esta travesía: ver y aprender de todo lo que está allá afuera, esperando a que lo descubramos, mientras nosotros no sabemos ni que existe o lo suponemos peligroso desde la comodidad de nuestros hogares.
Cualquiera es capaz de ver esos programas de televisión donde muestran a alguien recorriendo lugares asombrosos en distintas partes del mundo y quedarse pensando “¡Mirá lo que es ese lugar! ¡Lo que hace ese tipo es vida!”.
Yo fui uno de los que también pensó eso, sólo que luego no quise cambiar más de canal.
Mi sueño de recorrer el mundo con una mochila en la espalda como única pertenencia, empezó hace muchos años. Aunque fue mutando con el tiempo, desde que era chico miraba los mapas de cada país tratando de imaginar que lugares fantásticos se escondían tras cada coordenada.
Originalmente, me imaginaba que realizaría algún circuito clásico por Europa al terminar el secundario. Con la ilusión y el deseo de arrancar la facultad, lo pospuse hacia mitad de la carrera. Mis estudios y trabajos tuvieron mejores resultados de lo que esperaba, y ansiando graduarme, año tras año pospuse el viaje hasta decidir que lo haría una vez que obtuviera el título universitario.
Pero en todo ese tiempo, muchas cosas pasaron. Por un lado, me fui dando cuenta que el mundo tenía que ser un lugar mucho más sorprendente que unas cuántas catedrales, monumentos y museos desparramados por las antiguas ciudades europeas. Comencé a leer y ver imagenes de sitios tan lejanos e increíbles como Medio Oriente, África, Asia Central, China o el Sudeste Asiático. El alcance de mi sueño entonces, se expandió exponencialmente.
Además, entré en contacto con otros viajeros, que me mostraron que era totalmente posible hacer un viaje de las dimensiones del que yo quería realizar. Claro está, que no es fácil viajar por tiempo indeterminado en hoteles de lujo, múltiples tramos en avión o recurrentes excursiones turísticas.
Pero por otro lado, aprendí que justamente es así como uno menos conoce la realidad de cada lugar. En hoteles de lujo, uno no entra en contacto con la gente de la región (de la que uno puede aprender mucho más que al visitar sus lugares turísticos), en avión te perdés de recorrer las rutas y los campos, y en las excursiones guiadas, se deja de lado la capacidad de dejarse llevar y perderse a través de pequeñas calles y caminos llenos de posibles sorpresas.
Y es así como este sueño fue tomando forma hasta convertirse en la realidad que comienza hoy, una fecha inamovible en la que dejo las excusas, los miedos y las incertidumbres que me hicieron posponerlo tanto, y me dispongo a cumplir lo que deseé por años.
Actualmente, puedo decir que al menos por un tiempo, cambio mi profesión por la de “viajero”, y que pretendo recorrer sin tiempo determinado ni un itinerario fijo las maravillas que me encuentre en Europa, Medio Oriente, Rusia, China o India. Desconozco lo que el destino me deparará. Por un lado, sé muy bien que si me quedo en la comodidad y la rutina de mi ciudad, probablemente no corra ningún peligro y viva tranquilo. Pero también sé que me estaría perdiendo de todo lo bueno que hay allá afuera por descubrir y vivenciar.
Así que, querido lector, te invito a ser parte de este soñado viaje conmigo, a través de los relatos y anécdotas que día a día, iré subiendo al blog.
¿Estás listo? ¡Excelente! Entonces… ¡Qué comience la Odisea por el Mundo!
Comienza la Odisea!