Comisión del paripé

Publicado el 27 julio 2012 por Vigilis @vigilis
A un simio de inteligencia media le es imposible extraer ninguna conclusión útil de las comparecencias que se están dando en la Comisión de Economía del Congreso. El espectáculo es bastante deplorable.

Yo pensaba que esto iba a servir para algo, no como ocurrencia, sino porque en otros países estas vistas funcionan. Tras la caída de Enron o de Lehman, Cámara y Senado, en los Estados Unidos, empezaron a mandar citaciones a todos los implicados: desde el tipo que reparte el correo hasta los directores generales. Hay un montón de vídeos en la red en los que se ve a gente sudando mucho, tratando de ser imaginativa para responder qué había desayunado siete años antes.
Pero aquí las cosas son diferentes. Partiendo de la base de que quienes preguntan y responden son todos amiguitos (y en caso de no serlo tienen amigos en común), pasando por el propio formato de las comparecencias (todos los diputados preguntan en bloque y la respuesta también va en bloque: no hay posibilidad de reconducir las respuestas si divagan). Me encuentro con el nivelón de las preguntas de sus señorías: esa Ana Oramas de campeonato cuya preparación para las vistas parece ser haberse leído un periódico esa misma mañana. Así no vamos a ninguna parte. Así la gente pensará con razón que esto es una pantomima. Diputados sin ideas que por salir en la tele les da igual formular exactamente la misma pregunta que el diputado anterior: no existe ningún tipo de coordinación a la hora de buscar un testimonio. Un espectáculo lamentabilísimo. Que la vergüenza caiga sobre sus semillas.
Bueno ¿y qué me decís de los que fueron a responder? Nadie sabía nada de nada. La gente pasaba por ahí y se encontró un marrón. Desde luego que los diputados les echaron un gran cable con sus patéticas preguntas-comodines, pero incluso así, si tuvieran un mínimo sentido de... bah, qué diablos: han tratado de salvar sus purulentos culos y no les culpo.
Peatones
  • Durante los largos cinco años que Narcís Serra estuvo dirigiendo Catalunya Caixa, al tipo solo le dio tiempo a mandar un fax. Es algo curiosísimo: llega en una situación boyante y se va con todo destruido pero él, que presidía los consejos, no tuvo idea de nada. Qué bestia, el tío.
  • MAFO es todavía más gracioso: el tipo se pone a gimotear que todo el mundo le odia, que el Banco de España lo hizo todo siempre bien y no tiene ni la mínima decencia de hacer un poco de autocrítica y pensar por qué el gobierno de España no puede fiarse del Banco de España para hacer nada. Él, que dirigía el Banco de España, no tuvo nada que ver ni jamás supo nunca nada que advirtiera del destrozo bancario que ha destruido el país. No, qué va y todos nos chupamos el dedo. Dice que la década pasada los indicadores señalaban un sobreendeudamiento de las cajas de ahorro ¿y qué supervisión y alertas lanzó el Banco de España?, me pregunto yo. Por lo visto no las suficientes. Y ya metidos en el fango, da el visto bueno a la fusión de Bancaja y Caja Madrid. ¡Seamos bankeros, alegría! ¡Paf! Toma agujero de 30.000 millones de mortadelos. Oye, pero el Banco de España lo hizo todo guay. La culpa es de otros y tal.
  • Rato es la representación en sangre y vísceras del conchabeo entre el poder económico y el poder político. Este caballo blanco llegado de Washington publica unos beneficios de 300 millones en Bankia para que después se descubran unas pérdidas de 3.000 (también unas gacelas, al final Goirigolzarri estimó unas necesidades de 23.000 millones). Y encima en el Congreso, Rodrigo se pone a dar lecciones de contabilidad recreativa («esto no es un agujero, sino un deterioro de la situación»). Es trágico que sus señorías se conformen con el repaso que les dio. Las palmaditas en el hombro que le dio Caldera (el del typex) fueron la rúbrica a una situación completamente bochornosa.
  • Ah, Gayoso, este robaperas es mi preferido: un individuo que lleva en el negocio bancario desde 1948 y que tiene los santos ovarios de decirle al Congreso que él no sabía nada de nada. Al ser uno que sabe en qué armarios están los cadáveres puede permitirse ese lujo. Preguntado por las preferentes, no contesta porque el asunto está en manos de la justicia (strike uno), acerca de su responsabilidad en el gobierno de Caixanova y en el nuevo banco, dice que él sólo estaba como representante y que no tomaba decisiones (strike dos), sobre su indemnización millonaria afirmó sin ruborizarse que él no cobraba un duro (strike tres, fuera del campo).
Esta gente yo no sé a qué juega. Supongo que piensan que pueden seguir así eternamente, pero con casi dos millones de familias en paro y una pérdida constante de confianza en el sistema, deberían plantearse que gestos y palabras son casi tan importantes como las acciones. El país es una olla a presión y estos creen que pueden capear el temporal.
El arte del escaqueo: